Publicado: Martes, 07 Enero 2020

Anticipo del nombre de Jesús - Canarias

Por supuesto, estabamos José María Arranz SJ y yo (Lucas López SJ). De nuestra comunidad faltaba Juan Ramón Colera SJ, que anda los días de Navidad en Melilla (aquí cerquita), al cuidado de su madre. Pronto lo tendremos de vuelta. La iglesia de San Francisco de Borja estaba llena (la verdad, más que en otras ocasiones -y eso que no es muy grande-). Celebrábamos anticipadamente el nombre de Jesús. Lo hacemos ese día porque así pueden venir a festejar con nosotros los compañeros jesuitas canarios que andan por otras tierras. En este caso nos juntamos con otros seis y faltaron otros ocho, repartidos por diferentes lugares (Ecuador, Paraguay, Andalucía, Castilla). Amigas y amigos, personas de las diferentes instituciones vinieron a celebrar lo que nos une: Jesús como inspiración y misión. La monición de entrada, proclamada por un amigo de PADIS (Programa de Atención a la Diversidad Sexual), nos saludó así: «Bienvenidas, bienvenidos a esta celebración de primero de enero. Hoy celebramos el nombre de Jesús que, en su idioma, significa Dios Libera, Dios Salva. En Jesús se hace carne la promesa hecha a Moisés y a los profetas de un Dios que no permanece neutral ante los sufrimientos y dolores de las gentes».  La Palabra y la oración nos llevaron a, sobre todo, dar gracias. Es tanto el bien recibido que no podemos menos que reconocerlo. La música la puso Yumi, paraguaya, y la gente de nuestro Patio de las Culturas (que lo fundara Esteban Velázquez SJ, presente en la celebración). Tuvimos palabras de recuerdo para los compañeros enfermos y para los que se han ido a nuestra Casa Más Común, junto al Padre-Madre. Matere, de Entreculturas, despidió la celebración: «Comienza un nuevo año. En él queremos seguir siendo una familia para el bien, para el cuidado de nuestra Casa Común, para acompañar a las personas más vulnerables, para soñar con nuestra gente joven un futuro de esperanza. Nuestra familia en torno a la Compañía de Jesús en Canarias, conformada por personas, comunidades, instituciones, familiares, amigas y amigos, es una familia abierta y que se vive en una misión preciosa. En este nuevo año, nuestra espiritualidad, vinculada a los Ejercicios, que proviene del reconocimiento profundo de tanto bien recibido y que nos impulsa a buscar y hallar, con discernimiento profundo, la voluntad de Dios, nos debe llevar a en todo amar y servir. Feliz año 2020. Ya se nos regala. Seamos también nosotras y nosotros una bendición.» Después, un rato de brindis en el patio del Centro Loyola. Qué bien.

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