Publicado: Lunes, 20 Enero 2020

Soñando el futuro en Misión Almería

“Misión Almería” es el nombre con el que denominamos el lugar eclesial donde confluimos personas e instituciones de inspiración ignaciana para aportar, desde la diversidad de carismas y encargos apostólicos, lo mejor de nuestra tradición espiritual a la construcción de un mundo mejor en este rincón del Mediterráneo donde el clamor de los pobres demanda nuestra implicación.

Desde hace un poco más de dos años, con el invaluable acompañamiento de Elías López, sj., se trazaron las líneas maestras de nuestra aportación a través cuatro líneas de trabajo: Espiritualidad ignaciana y transmisión de la fe, hospitalidad y acogida, familia y cuidado de la Casa Común. Para acompañar el despliegue de estas líneas se constituyeron dos equipos de trabajo, el Equipo Motor de la Misión Almería - EMMA y la Comunidad de Discernimiento que, en nombre de toda la comunidad apostólica, está atenta a las llamadas que el Espíritu nos va haciendo a través de la vida y de la historia.

El pasado sábado, 18 de enero, la Comunidad de Discernimiento se reunió en torno al Señor para revisar la marcha de estos dos años y pergeñar el futuro inmediato. Después de una oración, en la que Josemi nos invitó a “escuchar” la realidad y a dejarnos tocar por el entorno, pasamos por el corazón, re-cordamos, todo el proceso vivido para luego, en un momento largo de oración personal y de compartir en grupos, tomar conciencia de las luces, las sombras, los sentimientos que nos han acompañado y las llamadas que, de cara al futuro, percibimos del Señor.

El proceso de escucharnos y escuchar al Espíritu nos sirvió para valorar positivamente el camino realizado hasta el momento y para confirmarnos en nuestro deseo de permanecer unidos en la búsqueda de todo aquello que, desde la propuesta liberadora de Jesús de Nazaret, podemos aportar a Almería.

Convocados por la misión, inspirados por la espiritualidad ignaciana y acompañados por el Señor podemos y queremos seguir diciendo, como lo hiciera Pedro: Maestro… en tu nombre echaremos las redes (Lc. 5,5).

Para finalizar, como no puede faltar cuando la vida está en el centro, compartimos la mesa para recuperar las fuerzas y alegrar el corazón.

 

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