Menores en un mundo desigual: acompañar procesos
"La desigualdad que hay en la sociedad está metida en las aulas del Colegio San Ignacio de Loyola. La presencia de niños y niñas con recursos económicos y familias normalizadas se da a la vez que la mitad de los niños y las niñas provienen de contextos altamente vulnerables", nos dice Ángeles Ramírez, profesora de primaria del Colegio San Ignacio de Loyola de Las Palmas. Lo hace durante la mesa redonda MENORES EN UN MUNDO DESIGUAL: ACOMPAÑAR PROCESOS, organizada por el Centro Loyola de Canarias, con la participación de Caritas y ECCA, además del colegio de la Fundación Loyola.
Los datos del informe FOESSA para Canarias señalan que más del 40 % de los menores vive en situación de franca vulnerabilidad. Esos menores, tanto niños como niñas, suelen concentrarse en barrios de las periferias más deterioradas de nuestras ciudades, pero también en las zonas rurales de las islas no capitalinas. La herencia de la pobreza parece un destino ineludible y muy relacionado con el fracaso escolar.
Son las 19:45 cuando, ante un nutrido de grupo de participantes, Ángeles Ramírez da comienzo a su exposición insistiendo en la peculiaridad de aulas donde la desigualdad se hace patente. Tras la descripción del entorno, la profesora señala que los objetivos que se buscan son claros: las cuatro "C" de la educación de los colegios de la Compañía de Jesús: Competentes, Conscientes, Compasivos, Comprometidos. Muestra cómo el acompañamiento se hace, en la medida de lo posible, a la vez a las y los niños y sus familias.
La intervención de Jonathan Medina, del programa Caixa ProInfancia, de Radio ECCA, comienza con una descripción del contexto de vulnerabilidad en el que viven muchos menores en Canarias, tanto en las zonas urbanas como en las rurales. Insiste en la necesidad de una acompañamiento que refuerce lo educativo - académico y que, además, promueva otras competencias intrapersonales e interpersonales. Insiste que el programa, con doce años de vida, consigue resultados rompiendo la herencia de la pobreza mediante la educación y el acompañamiento.
Ana Suárez, del área de familia de Caritas Diocesana, nos presenta la necesidad de trabajar con las y los menores en sus contextos familiares, muchas veces extremadamente frágiles. Señala la importancia del trabajo realizado en tiempo libre, con los valores educativos del ocio, por voluntariado local, del propio contexto donde viven los chicos y las chicas.
Con la participación de los oyentes y un piscolabis posterior, el Centro Loyola continúa avanzando en su programa ARTESANOS DE LA RECONCILIACIÓN.