Publicado: Lunes, 03 Febrero 2020

Encuentro anual del Centro Universitario Francisco Suárez

En la mañana del sábado 1 de febrero, fiesta en Granada del patrono San Cecilio, el Centro celebró su habitual encuentro anual abierto a las personas que participan regularmente en  las diversas actividades del mismo.

Tras una oración inicial animada por José Antonio Rincón (que coordina los grupos de Iniciación a la Experiencia de Dios, IED), escuchamos las interesantes palabras que Juan Antonio Estrada SJ, invitado para la ocasión, dirigió a los presentes acerca del papel del laico en la Iglesia. Su intervención destacó que la Iglesia que hemos conocido durante siglos, en particular durante los cuatro que van del Concilio de Trento al Vaticano II, no tiene por qué ser ni de hecho ha sido históricamente la única forma de concretar el proyecto de Dios que es la Iglesia. Destacó que Jesús fue un laico, afirmación que aunque pueda resultar anacrónica declara que efectivamente no perteneció a las familias sacerdotales de su pueblo ni tuvo formación teológica específica. Y que la Iglesia de los orígenes se organizó y se apuntaló sobre las estructuras laicas de su época. Presbíteros (ancianos) y obispos (epíscopus, inspector o responsable) son instancias tomadas de las autoridades laicas judías y romanas… El primer concilio ecuménico cristiano, el Concilio primero de Nicea, fue convocado por el emperador romano Constantino… Se trata, pues, de imaginar un modelo de Iglesia diferente del que brotó de Trento; comprometerse con uno nuevo que se preparó en el Vaticano II y que está todavía emergiendo en el que los laicos asumen el protagonismo que les corresponde. Estrada concluyó su intervención dejando unas cuestiones para que fueran comentadas y compartidas por los asistentes.

Tras descansar tomando un café, los participantes en el encuentro, distribuidos en grupos, reflexionaron sobre las propuestas de Estrada en grupos y luego, brevemente, en plenaria. El encuentro terminó con una Eucaristía presidida por José Antonio Rincón.

Estos encuentros están destinados a facilitar el conocimiento y el trato mutuo de cuantos se encuentran en el Centro, pero con frecuencia en distintos horarios y fechas a lo largo de las semanas de cada curso. Los participantes se ponen así en condiciones de orar juntos y poder ayudarse mutuamente, al mismo tiempo que la convocatoria incluye siempre un momento formativo que fomenta el fortalecimiento de todos en su experiencia religiosa y en su acercamiento al espíritu ignaciano.  

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