Un sabor dulce después de tiempos amargos
El pasado jueves 27 de mayo finalizaba el “Curso de Cocina Española” en el Centro Padre Rubio, situado en Jesuitas Maldonado, y con él las diferentes propuestas formativas que se han desarrollado en sus salas y cocinas, entre papeles, ordenadores y sobre todo fogones.
El año comenzaba con incertidumbre, reinventando las formas de ofrecer formación a las personas migrantes, entre sesiones online, video-tutorías y seguimientos telefónicos. Pero ahora que la primavera parece estar devolviendo esperanza y luz al contexto complejo provocado por la COVID-19, comienzan a florecer de nuevo los espacios de encuentro presenciales, los cursos “de siempre”, la cercanía en el trato con las personas y la oportunidad de volver a hacer formación y acompañamiento presencial de calidad y con calidez.
Esta acción formativa tiene una larga trayectoria en Pueblos Unidos y Centro Padre Rubio, desde hace años ha llenado sus pasillos de vida y buenos olores gastronómicos con una formación orientada a mejorar la empleabilidad de personas migrantes, especialmente mujeres, en el sector del empleo del hogar y los cuidados. En esta edición ha permitido a participantes de 7 orígenes diferentes (República Dominicana, Venezuela, Argentina, Paraguay, Nicaragua, Honduras y Senegal) formarse en las técnicas y recetas básicas de la cocina española, sus principales alimentos y sabores, para poder desarrollar su trabajo como empleadas de hogar, actual o futuro, con mayor seguridad y poder acceder a mejores condiciones laborales.
Además, como ocurre con tantos otros cursos, esta formación se ha convertido en un espacio de encuentro y apoyo mutuo que ha ayudado a los participantes a ampliar su red de contactos, fomentando su inclusión en la sociedad y las costumbres españolas.
“Este curso me ha sorprendido no sólo por la posibilidad de aprender técnicas y recetas, sino por la calidad humana de las profesoras, su generosidad, predisposición y porque han creado un ambiente para compartir y donde encontrar afectividad”. Gissela, alumna del curso de cocina española.
Ha quedado entre participantes, técnicos y formadores del centro un dulce sabor de boca después de un año en el que esperanza, cercanía y resiliencia han sido los principales motores para la entidad. Unido a este curso, otras tantas formaciones han seguido impulsando oportunidades de empleo, inclusión y dignificación para las personas migrantes a las que se acompaña día a día. Desde septiembre de 2020, casi 90 personas han participado en las acciones formativas sobre cuidados, cocina, manipulación de alimentos y panadería artesanal. Más de 70 personas han participado en talleres de orientación laboral, competencias personales y digitales. Y 6 personas han participado en el proyecto de Emprendimiento y Liderazgo laboral de la fundación con el objetivo de poner en marcha su idea de negocio, demostrando una vez más que sólo hace falta creer en las personas.
“Me llevo de este curso de cocina la experiencia de haber visto en los ojos de las mujeres la ilusión por integrarse en nuestra cultura y por encontrar un buen trabajo”. Tona, voluntaria y profesora de cocina española.
El Centro Padre Rubio, junto a Pueblos Unidos, está dedicado a servir, acompañar y defender a las personas migrantes más vulnerables, centrando su mirada en la formación y la acogida. Ambos centros se complementan, tratando de dar una respuesta integral al reto de la movilidad humana a través de programas de acogida, atención jurídica, CIE y sociolaboral, además de iniciativas de diálogo interreligioso y programas residenciales de Hospitalidad.
Se puede conocer su actividad a través de la web www.pueblosunidos.org