Publicado: Viernes, 21 Abril 2023

Encuentro de provincia: Reaprender y reflejar la fe

La jornada comenzó en el auditorio, con una mirada al día previo por parte de los 4 relatores, que se hicieron eco de temas como la importancia de la actitud personal, la relación entre lo personal y lo colectivo, la sed del agua viva y la importancia de mantener abiertas las preguntas sobre la fe. 

Gerardo Villar, SJ fue el encargado de guiar la oración de la mañana. Una mañana que se quería englobar con el título “reaprender”. A partir del relato de la tempestad calmada (Mt14,22-33) fue conduciendo a todo el grupo por una contemplación guiada donde la tormenta, el miedo y la calma, la actitud de los discípulos y la presencia del Señor evocan tanto de nuestro presente, también turbulento y a veces amenazador. Sin embargo, se trata de volver y volvernos a Jesús, que nos sigue invitando a no dudar.

Tras un momento de descanso, la segunda parte de la mañana fue una reunión por grupos. Una dinámica que comenzó con juegos. Dos juegos clásicos: el tabú y la interferencia, pero aplicados a la transmisión de la fe (cómo transmitir temas relacionados con la fe cuando no cuentas con las palabras o cuando no es fácil comunicarse); la dinámica dio paso a interesantes diálogos donde se apuntaba a cuestiones como la subjetividad, la tensión entre lenguajes clásicos que pueden resultar lejanos y lenguajes novedosos que pueden vaciarse de contenido, la falta de tiempo para la transmisión, y de espacio para el matiz, o el peligro de confundir conceptos semejantes.

Al final de la mañana nos juntamos en la basílica para compartir la Eucaristía, que presidió Javi Montes, SJ. Hoy se nos invitó a prestar especial atención a la plegaria eucarística, en lo que tiene de memoria de la acción de Dios y de petición confiada al Padre.

Al final, en la explanada, nos hicimos la foto general que quedará como recuerdo de estos días.

Tras la comida y descanso, de nuevo los relatores comenzaron la tarde señalando alguna de las dinámicas que están teniendo lugar en la asamblea: el énfasis en reaprender, el papel de la oración, lo imprevisible del juego, y la relación entre transmisión y testimonio.

Si la mañana se centró en “reaprender”, la tarde quiso apuntar a la necesidad de “reflejar” la fe. Luis Arancibia presentó esa idea de reflejar como la antesala de la acción. Álvaro Lobo, SJ (coordinador de pastoral de educsi) y Araceli de los Ríos (responsable del secretariado de colaboración en la misión en la Provincia) compartieron dos miradas sobre lo que es reflejar la fe.

Álvaro habló de algunos rasgos de la espiritualidad ignaciana que nos pueden ayudar a reflejar la fe. Comenzó señalando la idea de alabanza, tan necesaria en un mundo donde demasiadas veces se nos cuela una visión catastrofista-. Entre los temas que propuso, habló de la necesidad de ser parcial a favor de la fe. De ser profundos, sin jugar a una cercanía superficial. También habló de la importancia de ser Iglesia, y el peligro que en ocasiones hemos corrido de sentirnos iglesia paralela. Eso sí, una Iglesia en salida. Saliendo hacia otros. También habló de la belleza como camino de reflejo de la divinidad. Necesitamos, además, ser comunicativos. En muchas ocasiones, por prudencia, por miedo o por inseguridad, hay un exceso de silencios. Necesitamos también ser misericordiosos, como Dios lo es. Y es mucho más la misericordia que la empatía. Otro de nuestros rasgos que refleja a Dios es el ser contemplativos. Ser en otros apunta a la necesidad de ser comunidad saliendo de miradas autorreferenciales y egocéntricas (al propio terruño o al propio ombligo). Por último, aludió a la necesidad de ser en tensión, aludiendo a las tensiones de estar en las fronteras.

Araceli orientó su intervención hablando de “la luz que desprendemos”. En su exposición comenzó con dos presupuestos: El primero, nadie da lo que no tiene; y el segundo, la belleza está en lo que se ve, pero también en el ojo que mira. A partir de ahí fue encadenado algunas reflexiones sobre ese proceso de reflejar la luz.
Hay tres dinámicas en el proceso/relación con la luz: absorber, refractar y reflejar la luz. El reflejo es el final, no el punto de partida. La capacidad de reflejar es don tanto como opción. ¿Qué nos hace opacos? Nuestra propia debilidad cuando no la asumimos -dijo-. Nuestras faltas de coherencia, el posibilismo, el ser candil en casa ajena. Con todo, la debilidad, asumida y comprendida, puede ser la puerta de entrada de Dios. La luz de nuestras obras no está tanto en nosotros, sino en la propia misión y los destinatarios. Somos luz cuando resistimos la tentación de hacer muchas cosas, para hacer menos, pero enraizadas en el amor.
Tras ambas intervenciones tuvimos un rato de reflexión personal para recoger resonancias, y llamadas que reconocemos para uno mismo, la propia comunidad, obra, la Provincia, para transparentar más la presencia de Dios.

El segundo bloque de la tarde estuvo dedicado a las “buena prácticas en transmisión de la fe”. Fue un rato en el que se compartieron 14 experiencias pastorales que están resultando fecundas en esta etapa en la provincia. Para ello, cada persona eligió tres experiencias y pasó por ellas, de modo que en grupos pequeños, durante 20/25 minutos cada vez se presentaba la experiencia y se abría un poco de diálogo sobre ella. Las experiencias que se presentaron fueron:

El camino ignaciano (Barcelona), presentada por Eduard Rovira
Cançons a la intemperie (Barcelona), Enric Puiggròs
Certezas y Cervezas (Sevilla), Ana Iruín
Aviva (Valladolid) Lluis Salinas
Reloj de los novios (deslocalizada) Fernando Vidal.
Ignatius Challenge (deslocalizada) Claudia Pellejero y Fonfo Alonso-Lasheras
Catecumenado de familias (Gijón) Adriano Cadrecha y Susana Valdés
EE.EE en la vida ordinaria (Zaragoza) Balta Delgado
Fe y Migra (Barcelona) Marta Romay
Itinerarios para la experiencia de Dios (Asturias) Pedro García-Vera
La misa sin prisa (Badajoz) Tomás Gaitán
“Adora y Confía” y “Orar con el arte” (Madrid) José María Rodríguez Olaizola
Contempl-ARTE (Valladolid) Teresa García
Baúl-Magis (Educsi 6-12 años) Jonás Fernández

Tras ello, y en el último momento de la tarde antes de la cena, volvimos al auditorio para una última reunión de asamblea. En ella se presentaron ecos de la charla de la tarde, y respuestas a algunas preguntas de la reflexión personal sobre los lugares donde reconocemos la presencia de Dios y las llamadas que se despiertan ante esta invitación a ser reflejo de Dios. A partir de ahí se abrió un turno de intervenciones en la misma línea de ecos suscitados por los diálogos de estos días. Fueron participaciones diversas que abarcaron cuestiones tan variadas como los abusos, la sinodalidad, la gratitud por testimonios de vida personales, dimensiones estructurales del anuncio de la fe, la importancia de las comunidades cristianas en ámbitos de misión, o el papel de los propios jóvenes en la transmisión de la fe...

Después de la cena nos juntamos para una vigilia de oración, preparada y guiada por los novicios jesuitas de la Provincia, que vinieron desde Bilbao para compartir unas horas con los participantes en la Asamblea. La vigilia fue una serena repetición del camino de estos días siguiendo esos cuatro verbos que han ido guiando nuestra reflexión: revivir, reconocer, reaprender y reflejar. La palabra, el silencio y la música fueron un precioso colofón para una jornada intensa.

Fuego entre nosotros
fuego que enciende otros fuegos
fuego que ardes inmenso
Enciende nuestra ciudad
arde en cada rincón

Mañana, más.

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