Publicado: Viernes, 18 Mayo 2018

50 años de la parroquia del Milagro de San José

La historia de la Parroquia de El Milagro de San José de Salamanca va de la mano de la del barrio de Prosperidad. Con este nombre fue tomando forma, desde principios del siglo pasado, un conjunto de casitas bajas donde comenzaron una nueva vida muchos convecinos que iban llegando del éxodo rural buscando un futuro mejor para los suyos.

En la vida entretejida entre barrio y parroquia durante todos estos años, encontramos la verdad que recordaba Marga Saldaña el pasado 15 de abril, en la celebración del 50 aniversario de la parroquia, tras la eucaristía de acción de gracias: “un milagro es un anuncio de que Dios se hace cargo de la realidad y viene a salvarla”. La salvación que tiene mucho de prosperidad y porvenir.

Muchas cosas han cambiado desde los comienzos del barrio, pero parroquia y barrio continúan ampliando “la casita baja” de su corazón y mentalidades para dejar acomodo a otros. Hoy han menguado mucho los números de aquellos jesuitas que se instalaron en este rincón de la ciudad en 1926. La realidad se ha ido haciendo más complicada y especializada y lejos quedan aquellos primeros momentos en que escuelita, dispensario, capilla… formaban parte de un mismo espacio vecinal. Pero sigue siendo posible el milagro gracias, sobre todo, a muchos vecinos que permanecen, aunque nos hayan ido dejando físicamente, en ese “espíritu tan del Milagro” que pronto reconocen quienes van llegando.

El protagonismo que tenían  aquellos primeros “míticos jesuitas” como Lamamié, Román, Cándido, Benito o más tarde Santiago se ha atenuado y ¡han cambiado tanto los modos de vivir y transmitir la fe! Pero hoy, como entonces, el Espíritu sigue empujando con vientos de renovación eclesial: hace 50 años con el Concilio, hoy con el Papa Francisco.

Permanecer y dejar espacio son dos constantes en la comunidad parroquial desde aquel 19 de marzo de 1952, día de San José, en que el P. Basabe anunciaba su intención de levantar un nuevo edificio para el que necesitaría de la colaboración de todos sus vecinos: "Su presupuesto será de seis millones. Ahora es Dios el que tiene que hacer este milagro y vosotros con Dios. Con vuestros ladrillos".

Y 50 años más tarde cada uno sigue poniendo su “ladrillo”, aprendiendo de quienes nos precedieron en "una tradición viva que quiere responder a nuevos retos”, como señala el lema del aniversario. La comunidad parroquial camina abierta a una diversidad cada vez mayor: nuevas realidades de familias, vecinos que aportan su experiencia y enriquecen desde culturas a veces tan lejanas, jóvenes que tienen que afrontar contextos muy diferentes y que se abren paso en esta globalización tan desigualmente beneficiosa… Cerca de 200 colaboradores siguen posibilitando porvenir y prosperidad en este Milagro que quiere trabajar por una mayor inclusión, un mejor acompañamiento de los jóvenes y de las familias; que quiere cultivar modos de vida que se expresen más en los cómo que en los qué, menos competitivos y agobiantes para poder dejar espacio a las relaciones comunitarias que restauran y cuidan. 

Para celebrar el 50 aniversario de la parroquia se han organizado actividades a lo largo de todo el curso cuidando la fiesta: agradeciendo lo vivido, promoviendo el reencuentro con gente "histórica", atentos al barrio y a la diversidad, y aprendiendo de la propia tradición, con una exposición de fotos y varios videos donde los más jóvenes han ido entrevistando a algunos históricos de la parroquia.

Es el modo de alentar y empujar la misma misión de aquella Compañía original, pero recreándose en el tejido eclesial y ciudadano de esta zona del Rollo que vio nacer la parroquia hace 50 años.

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