XXXV edición de la San Silvestre Salmantina
Desde que en 1984 el colegio jesuita San Estanislao de Kostka (Salamanca) organizara una humilde San Silvestre en la que corrieron un puñado de participantes, han pasado 35 años y esta actividad deportiva se ha convertido un hito en la ciudad cada final de año. Un año más la convocó el Club Deportivo Padre Basabe.
Este año se han alcanzado los 7.667 dorsales, un centenar más que en 2017 y se han mantenido el Chip solidario y su aportación a entidades sin ánimo de lucro y los concursos culturales: XXV concurso fotográfico, XII de carteles, VI de microrrelatos y por supuesto el de disfraces, cuyos premios se incrementan.
Esta carrera es posible gracias a los numerosos voluntarios y el compromiso de las entidades colaboradoras, desde el Colegio San Estanislao de Kostka, el Ayuntamiento de la ciudad, la Cruz Roja y la Policía Local, así como las empresas lideradas por el Grupo Setel y Aljomar, y este año, en su 800 aniversario, la Universidad de Salamanca. Todo ello bajo la coordinación de un grupo de profesores del colegio, que preside José A. Molinero, y de antiguos alumnos y miembros de la Parroquia del Milagro.
Sigifredo Crego, director Colegio San Estanislao de Kostka, recuerda con nostalgia y alegría los inicios de esta cita deportiva: “Los que han vivido más o menos cerca esta carrera saben bien que todo comenzó como se inician las cosas más importantes: sin pretensiones, con ilusión, con compromisos desinteresados y con esa ingenuidad que nace de la inquietud por hacer algo que consideramos que ayudará a convertir nuestros actos en buenos propósitos. Por eso, allá por 1984, el padre Ignacio, jesuita que había llegado a Salamanca desde Asturias, se le ocurrió hablar de que en la ciudad de la que venía habían organizado una carrera para fomentar el deporte. Y fue decirlo y que, un grupo de jóvenes de la Parroquia del Milagro de San José y del Colegio, junto con el que siempre será DON Gabriel, el gran promotor del deporte entre los alumnos del que, también siempre, será un humilde colegio, se lanzaron sin saber muy bien cómo, a la aventura de organizar una carrera por el barrio”. Con el paso de los años todo se fue enredando, en unos años se llegaba a mil personas participantes y fueron subiendo (…), “y, si en esos primeros años, era más una cosa de ese grupo de maestros y amigos del entorno de la Parroquia del Milagro, poco a poco el Colegio San Estanislao fue sintiéndose como la institución aglutinadora de todo lo que a la carrera le circundaba. En él se estableció la sede, en él se gestaba la organización y continuaba aportando sus espacios ofreciendo su apoyo desde sus principios pedagógicos, entre los que destaca su idea de que la educación implica cultivar la integralidad de la persona desde distintas dimensiones: académica y profesional, humana, espiritual y paraescolar. Y es en esta última desde donde se entiende que la promoción de actividades de tiempo libre, aficiones culturales y deportivas son claves para el enriquecimiento personal y la formación del carácter. Y todo ello sin olvidar la necesidad de abrirse al entorno social del colegio. ¡Y vaya si se ha abierto!, porque la San Silvestre ya no se entiende sin su apellido ‘Salmantina’. Es una carrera por y para Salamanca, por para los salmantinos y por para los que desde las ciudades en las que viven se acercan a nuestra ciudad”.