
Hans Zollner en Madrid
La Compañía trabaja activamente por la protección de menores en sus instituciones y dicho cuidado ha sido incluido en una de las cuatro Preferencias apostólicas de la Compañía Universal aprobadas hace unas semanas. De hecho, donde se habla de caminar con los excluidos, la explicación ofrecida en Roma sobre dichas preferencias explicita la realidad de los abusos como una forma de exclusión. En este contexto, y reciente aún el encuentro de los jefes de conferencias episcopales en el Vaticano para abordar esta cuestión, se enmarca la visita del jesuita alemán Hans Zollner, miembro de la Comisión Pontificia de Protección de Menores a la Universidad Pontificia de Comillas (Madrid) los días 6 y 7 de marzo.
Allí impartió una conferencia pública la noche del 6 de marzo y al día siguiente se reunión con miembros de la universidad que trabajan en la investigación de protección de menores, ofreció una rueda de prensa a medios de comunicación y luego mantuvo una charla con una treintena de jesuitas y algunos laicos de la provincia, a los que concierne desde distintos ámbitos este tema (formación, menores, investigación, derecho canónico, comunicación…)
La Iglesia católica y la protección de menores
Ante un auditorio heterogéneo que abarrotaba el aula magna, el jesuita Hans Zollner explicó en la conferencia “La Iglesia católica y la protección de menores” su visión del pasado y del momento actual. Interpeló a los asistentes, nada más comenzar su intervención, a tomar conciencia de lo que piensan y sienten cuando oyen hablar de “abuso sexual en la Iglesia Católica”, porque considera que este ejercicio sigue siendo muy necesario para los miembros de la Iglesia, que hacemos muchas declaraciones de dolor y de perdón pero no lo vivimos interiormente y después de 35 años de afrontar este problema, la iglesia sigue intentando huir de él.
Sus primeras palabras fueron por supuesto para las víctimas. Reivindicó para la Iglesia y cada uno de sus miembros un cambio de actitud al acercarse a ellas: “La empatía y cercanía. Esa es la actitud que la gente herida y abusada (en primera o segunda persona), quieren ver de la Iglesia. Y muchas veces no encuentra y es muy triste decirlo. ¿Por qué la gente no encuentra la cara misericordiosa de los que proclaman el Evangelio? Por eso es una responsabilidad de todos nosotros, cambiar la actitud”.
El resto de la intervención condensó una gran autocrítica por la manera en que la Iglesia ha afrontado este tema y sigue afrontándolo en algunos países. De manera contundente y directa habló de los abusos en la iglesia de forma genérica y concretó el estado actual. También reivindicó una mayor necesidad de formación y la prevención; explicó el trabajo del Centro para la protección del niño de la Universidad Gregoriana en el que trabaja y por último motivó a los presentes a remar conjuntamente en este tema.
Aportó algunas cifras genéricas del problema de los abusos a menores en la sociedad y en la Iglesia que ayudaron a dimensionar la cuestión. “Estadísticamente, en cualquier grupo de personas que sean más de 10 hay una que ha sufrido un abuso sexual. Eso es el mínimo que podemos decir. El Consejo de Europa, ha cifrado que 1 de cada 5 jóvenes ha sido abusado en Europa. El tema es mucho más grave de lo que pensamos”, afirmó.
Avisó de que es un problema que ha venido para quedarse y que afectará a todas las diócesis, a pesar de que algunas piensen que no les va a afectar. Considera Zollner que todos los creyentes tenemos algo que aportar y hacer en este tema para proteger y ayudar a las víctimas. Y fue crítico con la manera disgregada en que las distintas instituciones eclesiales están afrontando este problema.
Repasó la historia de las crisis de abusos grandes de las diferentes diócesis en la Iglesia, alcanzando, según su punto de vista, el punto álgido en 2018. Porque “nos llevó a otro nivel de tomar conciencia y darnos cuenta de que no estamos tratando de casos singulares. Estamos hablando de la estructura de la Iglesia. Esa fue la diferencia cualitativa del 2018. Por primera vez, y lo dijo el santo Padre, hablamos de la institución de la Iglesia que ha permitido por décadas esta proliferación del mal y este encubrimiento del mal que está en la Iglesia católica”.
Considera Zollner que la Iglesia ha errado también en la comunicación: “Lo que comunica la Iglesia es que estamos manejando el acoso, tratando los casos, lo necesario para la prevención. Pero no lo hacemos porque estamos convencidos en nuestro corazón. La palabra que falta es 'lo siento', mi corazón sufre con ustedes, eso falta y de nuevo la Iglesia que tendría que ser el ejemplo, el modelo de compasión de y de vivir desde el corazón y de caridad, se comunica propiamente al contrario, defensiva, no involucrada, no capaz de vivir el sufrimiento con las personas que han sufrido”. Afirmó también que, aunque solo la Iglesia está abriendo un camino de prevención seria no logramos comunicarlo bien.
También abordó las conclusiones del encuentro sobre esta cuestión mantenido en Roma los pasados 21-24 de febrero. Desmontó algunas de las reacciones clásicas y equívocas habituales de creyentes ante los abusos y animó a los muchos asistentes a trabajar conjuntamente para proteger a los menores en el seno de la Iglesia.
Cree Zollner que en España se destaparán a partir de ahora muchos más casos, e instó a los presentes a reflexionar sobre la gravedad de algo que conlleva el abuso sexual: el abuso espiritual y de fe: “Mucha gente abusada por curas, y religiosas, pierde la fe, pierde la vocación. Muchos estaban discerniendo una vocación religiosa. Y se vuelven enemigos de la Iglesia.
Instó a los presentes en invertir mucho más en la formación humana y afectiva no solo de los miembros de la iglesia al entrar en las congregaciones, sino que esa formación sea continua. También pidió que se genere una teología de la sexualidad y una teología de la protección. Y que se considere la protección de menores como parte integrante de la misión: educación, social, pastoral (juventud, familia), "que sea una prioridad de nuestra acción pastoral… porque este tema no desaparecerá, nos acompañará”.
Durante la rueda de prensa del 7 de marzo, insistió en las diferencias sobre cómo afrontar los casos en las distintas diócesis dependiendo de los estatutos de cada una de las conferencias episcopales y de las diversas legislaciones. Pero reafirmó el deber de la iglesia de investigar el pasado y de reunirse con las víctimas. Para Zollner, reunirse con las víctimas cambiará la perspectiva de muchos en esta materia.