
Las Javieradas en Compañía
Las Javieradas son dos peregrinaciones que se realizan al Santuario de Javier los primeros fines de semana de marzo, coincidiendo con la Novena de la Gracia en honor a San Francisco Javier: la primera javierada se realiza el primer domingo entre el 4 y el 12 de marzo, y la segunda el sábado siguiente —además de esas dos grandes javieradas, se realizan también otras javieradas comarcales y sectoriales entre esas mismas fechas—. Las javieradas son la expresión de religiosidad popular más importante de Navarra. Hoy en día son un fenómeno multitudinario que va más allá de lo religioso, aunando, como tantas otras peregrinaciones, lo espiritual con lo cultural y lo deportivo, siendo en todo caso ocasión para la transformación personal.
El Santuario de Javier es el epicentro de esta peregrinación en honor a uno de los más insignes santos de la Compañía. Pero además de acoger a todos los peregrinos y las celebraciones que rodean a la cita, la Compañía de Jesús participa intensamente en las javieradas organizando grupos de peregrinos. Son muchos los participantes que caminan en grupos directa o indirectamente vinculados a las instituciones y obras de la Compañía.
Los centros educativos no desaprovechan semejante oportunidad pastoral. Los colegios de la Plataforma Territorial de Loyola y de plataformas locales vecinas suelen organizar grupos todos los años. La mayoría participan en la primera de las javieradas, que supone un formidable esfuerzo organizativo. Solo el colegio de Pamplona, por ejemplo, aporta 400 participantes —aproximadamente el 40% de su alumnado de Secundaria y Bachillerato, en una actividad voluntaria—. Los grupos salen de diferentes puntos. Los de Pamplona lo hacen desde el colegio, donde reciben a primera hora del sábado la bendición, antes de echarse a andar todo el día: algunos caminarán por monte y otros por carretera. Todos lo hacen acompañados por educadores o por monitores mayores. Al caer la noche, a las 21:30, se reúnen en el Auditorio del Santuario de Javier. Allí se celebra un encuentro oracional de agradecimiento y despedida del día en el que participa un millar de personas. La mayoría de los alumnos dormirán en el albergue del Santuario.
Pero a las javieradas no solo acuden alumnos de colegios jesuitas. Este año, el grupo de la Universidad de Deusto lo formaban 31 personas, incluyendo alumnos y personal de la universidad con ganas de crecer como comunidad. También se organizan grupos en centros pastorales e Iglesias de la PAT Loyola y de otros lugares, como la Parroquia de Salamanca. Desde Logroño ha acudido este año un grupo de unas 80 personas, entre alumnos de FP, de catequesis y parroquianos. Lo han hecho a la segunda javierada. Los jóvenes caminaron desde la Foz de Lumbier, mientras los mayores aprovecharon para visitar Sos del Rey Católico. Después, a mediodía, participaron en la oración en la parroquia de Santiago de Sangüesa y, tras almorzar, peregrinaron hasta Javier asistiendo a la eucaristía de peregrinos.
Las javieradas unen, además, pasado y presente. Hace ya más de una década que la Compañía de Jesús dejó de administrar la parroquia de San Pablo en el barrio de Alza de Donostia. Pero desde aquellos tiempos se mantiene la tradición de acudir a las javieradas por parte de un grupo de jesuitas, personas de la parroquia, del barrio y del grupo de matrimonios que promovieron los jesuitas. Algunos han enganchado después a sus hijos y nietos a la tradición, y llenan un autobús cada año. Caminan desde Sengáriz el sábado de la primera javierada y participan en el viacrucis del domingo desde Sanguesa. Tras la Misa en Javier aprovechan para visitar otros lugares de Navarra en un encuentro que aúna devoción al santo, deporte, arte, historia y amistad.
Otra de las obras que no suele fallar a la cita es Loiolatxea, comunidad que acoge en Donostia a personas que salen de prisión. Este año, además, han unido fuerzas con el Centro Ellacuría de Bilbao, que trabaja en el ámbito de la inmigración y la diversidad cultural. La experiencia se ha realizado desde la perspectiva de la Hospitalidad y ha sido una oportunidad para caminar y disfrutar de buena compañía junto a jóvenes de diferentes orígenes.
Todos han podido hacer suyo el lema de las javieradas de este año, que nos llamaba a sentirnos "Enviados" en nuestras vidas, como San Francisco Javier.