Publicado: Miércoles, 10 Febrero 2021

Cómo afecta la pandemia a nuestros alumnos sordos

La Compañía de Jesús educa en muchos de sus colegios a alumnos con necesidades especiales, entre ellos a menores sordos. Para ellos, el uso obligatorio de mascarillas ha supuesto una nueva dificultad porque les impide hacer uso de la lectura labial para poder comunicarse. Así que a las complicaciones que cualquier menor está asumiendo en nuestros centros, ellos que tienen que sumar esta tan trascendental.

Su realidad durante la pandemia nos la acerca Ana Calleja, orientadora escolar de educación infantil y primaria del colegio San José de Valladolid, para quien es clave pedir la homologación de las mascarillas transparentes. «De momento no podemos usarlas, pero este es un punto muy importante».

Uno de los objetivos de este centro eliminar barreras. Desde hace varios cursos es centro preferente para alumnos con discapacidad auditiva. Ese año, el centro concertado de referencia en este tema, el Niño Jesús, cerró sus puertas, asumiendo «el Sanjo», como lo llaman sus alumnos, parte del alumnado, profesorado y, también, el apoyo a niños y niñas con esta situación. En la ciudad hay otros dos colegios públicos de primaria y otros dos institutos que comparten esta labor con el centro de los Jesuitas.

A día de hoy, el colegio cuenta con 17 niños y niñas con discapacidad auditiva, repartidos en distintos cursos y aulas, con diferentes grados y clases de afectación. Como nos cuenta esta orientadora escolar, hay algunos niños sordos cuyos padres sufren la misma discapacidad; otros llevan implantes cocleares, otros utilizan audífonos… y a cada uno se le atiende según su necesidad. «Cuando los padres también son sordos, nos comunicamos con ellos mediante un intérprete o vía Whatsapp, con el teléfono asignado al departamento», nos explica Ana.  En este caso concreto, los pequeños tienen una peculiaridad que no por lógica deja de sorprender: su lengua materna es el lenguaje de signos. Esto, como también es lógico, precisa de un apoyo educativo concreto: «no es que tengan dificultades de aprendizaje, es que perciben el mundo de una manera diferente al resto», apunta la profesora. Por ello, el colegio cuenta con maestros que conocen la Lengua de Signos, apoyo de logopedia, etc.

Para que los estudiantes puedan seguir las clases con la mayor normalidad posible, la Administración Pública presta a los alumnos y centros unas emisoras que permiten oír mejor. Y no solo la Administración, en el colegio, todos se vuelcan en ayudar a que estos niños y niñas tengan las mayores facilidades posibles. Ana nos detalla: «intentamos concienciar a los compañeros para que les hablen de frente, levanten la mano para hablar en clase e introducir dinámicas que les faciliten la comunicación: señalética clara y otras ayudas». Al final, todo se trata de adaptar el modo de dirigirse a ellos y concienciar a los demás.

Durante la adolescencia, existe un peligro entre los estudiantes: los defectos físicos pueden suponer marginación, burlas, indiferencias, en definitiva, dificultades para la plena integración. ¿Esto ocurre en el San José? Nos responde Ana: «¡Percibimos todo lo contrario! Los niños se vuelcan mucho más en ayudarles. En el cole hacemos mucha labor de concienciación para evitar este tipo de situaciones. Lo que brota de los compañeros es querer ayudarles».

En el fondo, todo se resume en un colegio volcado por completo con quienes más los necesitan. En este caso, los alumnos con discapacidad auditiva. Como muestra, esta canción para el Día de la Paz:

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