
Humanidad y Esperanza desde Ucrania y en España
Frente a las imágenes de horror que estamos viendo en Ucrania también nos llegan noticias de humanidad y esperanza. El Servicio Jesuita a Refugiados de este país continúa ofreciendo asistencia a las personas más afectadas. Su hogar para personas refugiadas en Leópolis está dando la bienvenida a aquellas personas desplazadas que buscan un lugar seguro donde poder descansar tras días de viaje en condiciones peligrosas.
Fray Andrii Syvak SJ nos cuenta que la mayoría de estas personas no tienen previsto quedarse aquí, están buscando alguna oportunidad de salir de Ucrania, por lo que el hogar jesuita de refugiados constituye un punto de tránsito donde pueden descansar tras un viaje agotador. Vienen a comer, dormir, lavarse, calentarse y luego retomar ruta.
Fray Andrii nos dice que “En estos tiempos tan trágicos para Ucrania, la experiencia de trabajar con personas desplazadas es una verdadera bendición. Nos permite ayudar con eficacia a aquellos que se han visto obligados a abandonar sus hogares.”
Este testimonio da fe de la respuesta humanitaria que se está realizando tanto en Ucrania (a través de la presencia de comunidades jesuitas en el país) como desde los distintos JRS, obras y comunidades de las Provincias en los países fronterizos que están recibiendo un mayor número de población refugiada que huye de la guerra. En una primera respuesta a la emergencia se están acompañando en torno a 6.000 personas refugiadas o desplazadas internas que fundamentalmente son mujeres, niños y personas mayores.
Además de este trabajo de respuesta en los 6 primeros meses, desde las ongs de cooperación de la Provincia Entreculturas y Alboan, hemos activado junto a JRS Europa y la Red Xavier una identificación de necesidades que pretende orientar el trabajo a mediano y largo plazo, así como analizar las capacidades disponibles para dar respuesta al creciente número de personas refugiadas provenientes de Ucrania que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados cifra ya en 4.244.495
En paralelo, en nuestro país, ya se dan las primeras iniciativas de acogida y acompañamiento.
España ha recibido a 75.000 ucranianos, de los que 40.000 ya tienen la protección temporal y otros 35.000 están en proceso de conseguirla. La administración central ha activado varios centros de acogida en Madrid, Barcelona, Alicante y Málaga y articulado una red con 21.000 plazas de acogida para dar respuesta a las personas que llegan de Ucrania. Este programa, que otorga el permiso de residencia y trabajo en menos de 24 horas, se complementa con los recursos de contingencia puestos en marcha por los gobiernos autonómicos y las plazas de emergencia de los ayuntamientos. Además muchas de las personas que llegan cuentan con redes de apoyo de familiares y amigos.
En la actualidad, el SJM está poniendo a disposición de los sistemas de contingencia autonómicos, parte de sus plazas residenciales y en el marco de la red nacional de recursos de acogida. Fieles a nuestra misión buscamos contribuir a fortalecer el conjunto de la capacidad de acogida de la sociedad española, respondiendo de manera preferente a aquellas situaciones de mayor vulnerabilidad y a los vacíos del sistema, reforzando la acogida de emergencia solo cuando no haya alternativas en la red de protección y apostando por los procesos de integración a largo plazo y las dinámicas positivas para la convivencia.
En este contexto, estamos facilitando apoyo a familias ucranianas cuya especial vulnerabilidad hacía difícil su encaje en el modelo de centros de acogida y, dando respuesta a decenas de familias refugiadas o solicitantes de protección, sirias y venezolanas, entre otras, que han sido tempranamente retiradas del sistema para habilitar plazas de emergencia y acogida ante la crisis de Ucrania.
También la Red Mimbre, como en el caso de La Vinya, atiende a familias ucranianas a las que acompaña y deriva a los servicios públicos oportunos, aportando posibilidades de traducción y asesoría, así como apoyos de banco de alimentos y cursos de castellano.
Preocupa especialmente el medio y largo plazo, una vez empiece a agotarse la ola de solidaridad y se den las necesidades específicas de reintegración al sistema para personas que se encuentren en procesos de duelo y estrés postraumático.
Sigue abierta la colaboración en este enlace