
Rememorar las emociones de la ordenación de diáconos
Una ceremonia de ordenaciones despierta muchas y variadas emociones. En primer lugar, el sentido de profundidad por el compromiso que están adquiriendo los jesuitas que se ordenan. Respeto, admiración e incluso perplejidad ante su elección.
Despierta también el sentido de pertenencia. De los jesuitas a la Compañía de Jesús, pero también de cada una de las personas presentes en la ceremonia, al sentir que formamos parte, de una u otra manera, de la Iglesia universal.
Y los sentimientos más personales de los que han compartido con los ordenandos su vida y su labor, a nivel familiar, de amistad, de acompañamiento vocacional, de tareas pastorales… Cada uno con sus lazos, más o menos estrechos.
Por último, como nos lo expresaron en la ceremonia, de una ordenación brota el agradecimiento con mayúsculas, a Dios por la llamada y el camino recorrido, y a todos los que les han acompañado hasta ese momento.
Rememorar la emoción no es fácil, pero confiamos que los sonidos, las imágenes y el ambiente de este vídeo resuma bien lo vivido en las ordenaciones de diáconos jesuitas del pasado sábado.