Publicado: Lunes, 18 Mayo 2015

La esencia ignaciana de Arrupe ante el 50 aniversario de su elección como general de la Compañía

El 22 de mayo de 1965, la Congregación General 31 de la Compañía de Jesús elegía a Pedro Arrupe Gondra como su 28º prepósito general. Comenzaba un generalato fecundo en un momento en que la Iglesia se encontraba inmersa en las sesiones finales del Concilio Vaticano II. Hace 50 años se abría un nuevo periodo de inmensas aportaciones de quien dirigía el rumbo de la Compañía de Jesús, entre ellas, su relectura del carisma ignaciano. Una lectura fiel a san Ignacio y a la vez, actualizada, viva y sugerente. Al cumplirse este señalado aniversario, el Grupo de Comunicación Loyola rinde un homenaje con la publicación del libro Pedro Arrupe, carisma de Ignacio, de Darío Mollá, sj de la colección Manresa, editada con los sellos Mensajero y Sal Terrae. “No es un libro ‘sobre’ Arrupe, sino un libro ‘de’ Arrupe”, insiste el autor.

En él se recogen cinco documentos del general: tres conferencias suyas pronunciadas en el centro de Espiritualidad Ignaciana de Roma en los tres últimos años de su generalato e identificadas por Mollá como fundamentales: “El modo nuestro de proceder” (1979) “Inspiración trinitaria del carisma ignaciano” (1980) y “Arraigados y cimentados en la caridad” (1981). Se suman otras dos conferencias que transmiten el carisma ignaciano “La misión apostólica, clave del carisma ignaciano”, Loyola 1974, con motivo del congreso sobre Ejercicios y Constituciones y “Servir solo al Señor y a la Iglesia, su esposa”, Roma, 1978. 

José Antonio García, sj apunta en el prólogo que estos cinco grandes escritos dan fe del dinamismo que atravesó la vida entera de Arrupe –“un fuego que enciende otros fuegos”–: un amor apasionado a Jesucristo, a la Iglesia y a la Compañía no estancos en sí, sino derramados al mundo entero. “Se trata, sin duda, de un homenaje a este hombre y jesuita ejemplar, pero también de un pozo de sabiduría cristiana al que acercarse a beber. Nosotros, jesuitas, andamos necesitados de esa unificación espiritual, el adentro y el afuera, en la que tanto sobresalió el P. Arrupe y de la que estos escritos suyos dan un claro testimonio”.

A cada texto de Arrupe, le acompañan también sus notas y otras con las que Darío Mollá pretende aclarar determinados aspectos. Vienen precedidos de un esquema y una presentación o introducción. “No pretenden ser un artículo sobre el tema mismo de la conferencia, sino una sencilla presentación que busca destacar su contexto, la trabazón lógica de la misma, los elementos más sugerentes y su proyección posterior”. La edición cuida los índices de Ejercicios, Constituciones, Personas y Conceptos de modo que puedan ser útiles como base de una profundización posterior en la obra del P. Arrupe sobre el carisma ignaciano.

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