Publicado: Jueves, 11 Febrero 2016

Vigo: Entreculturas, encuentro intercolegial

La semana del 12 al 14 de febrero, se celebra en Madrid el V Encuentro Global de jóvenes de la Red de “ENTRECULTURAS” y de “Fe y Alegría”. Aprovechando la presencia en España de compañeros de Colombia, Ecuador, EL Salvador, República Dominicana y Nicaragua, y, dada nuestra especial relación con este último país, a través de la Delegación de ENTRECULTURAS Vigo, y de los proyectos que realizamos conjuntamente (por ejemplo el proyecto "Entre-escuelas", en el que participan algunos de nuestros alumnos), pudimos disfrutar en Galicia de la presencia de cinco compañeros (cuatro jóvenes y una educadora), a lo largo de la primera semana de febrero.

Tratando de acogerles con la mayor hospitalidad, se hospedaron estos días en tres familias de alumnas nuestras (Lucía, Rosalía y Claudia), y con dos voluntarios de ENTRECULTURAS Vigo (Paz y José Luis).

Realizamos un encuentro con jóvenes de varios colegios de la ciudad, participaron en algunas clases y en algunas actividades de pastoral colegial, visitaron a alumnos de diferentes cursos, tuvieron un encuentro con los voluntarios y colaboradores de la delegación local de ENTRECULTURAS, y, finalmente, dadas las fechas, también pudieron disfrutar de los carnavales gallegos. Ha sido una experiencia de encuentro muy enriquecedora y llena de vida, que nos ayuda a seguir construyendo un mundo mejor. 

Copiamos un reportaje que publicó la edición de Vigo de “La Voz de Galicia”, que podéis encontrar en el link: <http://www.lavozdegalicia.es/noticia/vigo/vigo/2016/02/05/preocupaciones-comunes-8000-kilometros-distancia/0003_201602V5C6993.htm>

“Preocupaciones comunes a 8.000 kilómetros de distancia”

 Escolares de Nicaragua visitan Vigo para compartir sus experiencias con jóvenes de tres colegios

 LA VOZ DE GALICIA / Jorge Bravo, 05 de febrero de 2016.

Sobre los más jóvenes recae una losa que no se han buscado, pero que escuchan cada día en sus casas, en la escuela o en la televisión. Saber que serán inevitablemente el futuro de la sociedad, se podría decir, les genera un sentimiento de responsabilidad que casi les asusta.

Entre Ciudad Sandino (Nicaragua) y Vigo hay casi 8.000 kilómetros de distancia. El local del “Centro Loyola”, dentro del Colegio Apóstol fue ayer un escenario de encuentro. Seis jóvenes provenientes de varias ciudades nicaragüenses y un grupo de alumnos del Colegio Apóstol, Niño Jesús de Praga y San José de la Guía tuvieron la oportunidad de conocerse e intercambiar sus experiencias. Todos ellos tenían entre 16 y 18 años.

«¿Qué piensan los adultos de vosotros?», lanza al vuelo José Luis Barreiro, voluntario de la ONG “ENTRECULTURAS”. Los vigueses creen que no se confía en ellos, porque no les consideran capaces de ser maduros, que les ven enganchados a las redes sociales. Que los medios de comunicación les consideran un objetivo comercial. Están acostumbrados a escuchar que ya no están tan preparados como la gente de antes, y se consideraron a sí mismos como una generación perdida. Pero, al fin y al cabo, todos coincidieron en que son el futuro de la ciudad, de la sociedad.

La madurez que demostraron los nicaragüenses al intervenir sorprendió a sus compañeros. «Los jóvenes somos el presente», apuntaba una de las chicas. Explicó a sus compañeros que ellos ya tenían en la mano la oportunidad de cambiar el mundo «y lo vamos a hacer». La distancia genera diferencias, y las culturas aprendieron las unas de las otras.

Una de las adolescentes de Nicaragua estudia un ciclo de mecánica de automoción. «Se metían conmigo porque eso era una cosa de hombres», explica. La historia se repetía a la inversa con otro joven que les contó que por estudiar pastelería se reían de él.

«Queremos que los chavales sean sensibles a los problemas del mundo y se comprometan», apunta Luis Arancibia, director adjunto de “ENTRECULTURAS” en España. El objetivo de su ONG, explica, no es sólo financiar escuelas en América Latina y dar atención a los refugiados, sino crear conciencia. Los jóvenes nicaragüenses no acudieron a Vigo a pedir dinero, sino a abrirse para mostrar su realidad.

Tras relajarse, llegó el momento de reflexionar y trabajar. Los jóvenes se juntaron para intentar entender por qué se refleja en la sociedad ese concepto de ellos. Consideran que los adultos recalcan antes los errores que los aciertos o que generalizan actuaciones concretas de unos pocos. Fueron más allá. Creen que hay miedo a lo desconocido, al cambio. Y ellos se propusieron como garantes.

«No vienen a dar lástima, van a contar su realidad», cuenta Arancibia. Es sencillo de entender. Ninguno alzó la voz con sus problemas: los desafíos diarios que sufren como jóvenes en un mundo que, creen, no les entiende.

ver +