
Hoy he podido comprender
El Espacio Interreligioso de la Fundación Migra Studium, en Barcelona, trabaja la identidad múltiple en las escuelas. Este espacio recibe cada año más de un millar de escolares, con el objetivo de conocer los elementos esenciales de las diversas religiones y valorar la pluralidad religiosa. Cuando la ocasión lo requiere, el servicio se externaliza. Es el caso de las visitas a las escuelas, que se llevan a cabo para trabajar, a partir del testimonio y la experiencia, diferentes aspectos de algunas de las tradiciones religiosas de nuestro entorno.
Si bien el hecho religioso es uno de los ejes de la actividad ofrecida, el trabajo gira entorno del concepto de identidad múltiple. Nuestra identidad -la identidad de los otros- está formada por muchas “piezas”: origen, edad, género, religión, lengua… son aspectos que van conformando la estructura de identidad de las personas. Vamos construyendo lo que somos a lo largo del tiempo, y lo hacemos gracias a unos elementos de partida, a las interacciones con los demás, a los acontecimientos que la vida nos va trayendo… Cada pieza tiene un valor, todas están relacionadas, y con todas y cada una de ellas podemos encontrar elementos comunes con otras personas.
Pero, ¿qué pasaría si construyéramos nuestra identidad sólo en base a una de las piezas? ¿Y si viésemos al otro sólo bajo el prisma de uno de los elementos? ¿Cuáles serían las consecuencias? Ramia se presenta ante una clase llena de jóvenes que miran con curiosidad su velo. “¿Vosotros, de qué país diríais que soy?” Los chicos y las chicas responden con seguridad: “¡De Marruecos!”. “Pues yo nací aquí”.
Los y las jóvenes empiezan a entender que, a veces, sólo vemos una de las piezas que identifican a las personas, en este caso, la del hecho religioso. Entonces se disparan los estereotipos, generalizamos, hacemos juicios antes de conocer a la persona… Ramia explica algunos de los rasgos de su identidad ante una clase cada vez más interesada y seguidamente se inicia el diálogo. Los y las jóvenes levantan sus manos con la inquietud propia del que sabe que tiene la oportunidad de acercarse a alguien aparentemente muy diferente.
Al principio, las preguntas revelan hasta qué punto estamos influenciados por el imaginario que se vehicula con insistencia por los medios de comunicación de masas: las preguntas sobre el velo son infinitas, así como las cuestiones sobre las relaciones de género. Descubrimos que Ramia es una joven con estudios universitarios, que ha acabado hace poco. Sabemos que tiene trabajo. Practica la religión musulmana, ¡esta tradición religiosa que tanto desconocemos! Y así, con el descubrimiento de la persona, los y las jóvenes van transformando sus inquietudes. Poco a poco las preguntas se van haciendo más profundas. Nos interesa la persona.
El cambio de tono nos permite acercar algunas de las creencias y prácticas del Islam a los y las jóvenes, dejando de lado los estereotipos. Al final de la actividad, algunas personas expresan, agradecidas, lo que han experimentado: han podido comprender. Han asimilado interiormente todo lo que Ramia ha comunicado con viveza a lo largo de la tarde.
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