Publicado: Martes, 11 Octubre 2016

Francisco J. Ayala, doctor Honoris causa en Comillas

La Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE ha investido a Francisco J. Ayala doctor honoris causa a propuesta de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ICAI) y de su Cátedra de Ciencia, Tecnología y Religión. Ayala, que es university professor de la Universidad de California (Irvine) y uno de los más eminentes científicos del mundo en el campo de la Teoría de la Evolución, es más que un biólogo, porque a su preocupación y pasión por las ciencias experimentales, se une, además, una visión integral y humanista del ser humano y del mundo. Su trayectoria ha sido recompensada con la Medalla Nacional de la Ciencia de los EE UU (2002), el Templeton Prize (2010), o los 23 doctorados honoris causa por distintas universidades, un reconocimiento que se completa ahora con el doctorado honoris causa de Comillas ICAI-ICADE, el primero que le otorga una universidad de la Compañía de Jesús.

En su laudatio del profesor Ayala, José Manuel Caamaño, director de la Cátedra de Ciencia, Tecnología y Religión, repasó los logros científicos del nuevo miembro del claustro de Comillas, sus puestos de responsabilidad en diferentes organismos y academias científicas de diversos países del mundo y, sobre todo, su contribución al diálogo entre ciencia, tecnología y religión. “Para Ayala, ciencia y religión son como dos ventanas abiertas a la misma realidad. Y por eso la Teoría de la Evolución no es enemiga de la religión, sino incluso un regalo que permite entender mejor al ser humano, al mundo y, en último término, también a Dios”, aseguró Caamaño.

Revolución científica

En su lección doctoral, Francisco J. Ayala habló de dos revoluciones intelectuales, la copernicana y la darwiniana, que anunciaron el comienzo de la Ciencia en el sentido moderno de la palabra. A su juicio, no se puede trazar un paralelismo entre ambas, como ha hecho la Historia de la Ciencia, sino que “deben verse conjuntamente como una única revolución científica, con dos etapas”.

“Tal es la enjundia de la revolución darwiniana: que la evolución es un hecho y, sobre todo, que el diseño y adaptación de los organismos, las entidades más bellas y diversas del Universo, son el resultado de un proceso natural, gobernado por leyes naturales. La revolución darwiniana completó la revolución copernicana, trayendo así al dominio de la ciencia todas las entidades materiales”, concluyó su lección.

Ciencia y religión

El rector, Julio L. Martínez, SJ, aprovechó su discurso para profundizar en la relación entre ciencia y religión, para los que pidió distinción, pero no incomunicación, “porque en su diferencia, unos y otros modos de conocer la realidad se complementan y se necesitan, y porque, si no hay relación, sufre el conocimiento de conjunto y se empobrece la vida humana. Ninguno de los grandes problemas actuales puede ser abordado por disciplinas aisladas, hay que encontrar puentes entre los saberes y la posibilidad de ubicarlos en un horizonte sapiencial”. Por eso, aseguró, “merecen reconocimiento aquellos autores e instituciones que defienden una visión dialogante de los saberes”, como el nuevo doctor honoris causa de Comillas.

Ayala, señaló el rector, ha trabajado a lo largo de su vida por el diálogo entre ambos mundos, sin escatimar esfuerzos y cosechando éxitos, con vocación de servicio a la humanidad. “Ha combatido con las armas de la razón tanto a los que dando un salto de las fuentes de la revelación cristiana pretenden negar las teorías científicas y los datos que las sostienen, como a aquellos que desde los datos científicos y sus elaboraciones creen que pueden meterse a dictar cualquier ámbito del conocimiento o del sentido humano”, recordó.

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