Reunión de la PAL Galicia en Vigo
El pasado sábado, 11 de febrero, festividad de Nª Sª de Lourdes, celebramos en el Colegio “Apóstol Santiago” de Vigo, la primera reunión de la Plataforma Apostólica Local ampliada de Galicia, aprovechando el 100º aniversario de la llegada de los jesuitas a esta ciudad.
Nos reunimos en la ciudad olívica jesuitas, profesores, ANPAS, personal de servicio de las Obras Apostólicas que los jesuitas tenemos en A Coruña, Santiago y Vigo, así como bastantes colaboradores, antiguos e invitados.
Tras la acogida y recepción de materiales, en el salón de actos, escuchamos diversas e interesantes intervenciones. En primer lugar, el P. Pedro Armada, superior de los jesuitas de Vigo, leyó, como bienvenida, una carta que acababa de recibir del nuevo P. General, Arturo Sosa, en la que bendecía agradecía y daba ánimos a los reunidos, para llevar a cabo la importante misión de hacer posible una vida mejor a los habitantes de estas tierras,
A continuación, el P. Isidro González Modroño, Delegado de nuestra PAL, y Superior en A Coruña y Santiago, tuvo unas breves palabras de agradecimiento a los presentes. El Director del Colegio Apóstol, D. Iván Mirón, asimismo agradeció y animó a la asamblea, recalcando que -como diría un ministro de Hacienda- “La PAL somos todos”: de todos los presentes depende que las obras no sólo funcionen decentemente, sino que cumplan la misión encomendada por la Compañía de Jesús, de formar ‘hombres y mujeres para los demás’.
El P. Isidro pasó a presentar al ‘ponente’, P. José Ignacio García Rodríguez que, desde Bruselas, dirige el Servicio Jesuita de Refugiados, y está encargado de otras obras sociales europeas. Con la ayuda de una ágil ‘presentación’, nos fue desgranando el trabajo realizado y las sensaciones vividas en la Congregación General 36, recientemente celebrada en Roma, en la que fue elegido Superior General el venezolano, cercano, docto, simpático, afable y profundamente espiritual, P. Sosa.
Así como otras congregaciones celebran un ‘capítulo’, que va tomando las decisiones importantes, los jesuitas celebran una gran asamblea, por la muerte del Superior General, o, cuando éste ve algún asunto que considera debe ser tratado por ‘toda’ la compañía, o, como era el caso, para presentar su dimisión. El palentino P. Adolfo Nicolás, elegido en la anterior C.G., convocada también por el mismo motivo por su predecesor, el holandés P. Kolvenbach, tras 20 años de ‘generalato’, consideró que, a sus 80 años, sus fuerzas no le permitían seguir con esa misión tan importante.
Una vez elegido el nuevo P. General, la asamblea decide si hacer algún decreto para toda la Compañía, hacer algún encargo al nuevo gobierno, o algún otro tipo de documento.
En esta Congregación General 36, se redactaron dos decretos y una carta. El primero lleva por título: “Compañeros en una misión de reconciliación y justicia”. Recogiendo la gran intuición del P. Arrupe, de que nuestro servicio a la fe, tiene que llevar incorporada la causa de la justicia, la ‘reconciliación’ se comprende como una categoría teológica que incorpora el sentido último de nuestra misión (la misma misión de Jesús: reconciliar todas las personas entre sí y a todas con Él); el sentido de nuestra misión actual al servicio de la fe y la justicia; y el modo como se debe llevar adelante ese ministerio (según el Papa Francisco: con alegría y con misericordia).
El segundo decreto, “Vida y misión”, estructurado en las tres importantes realidades: comunidad, identidad y misión. Por fin, pareció oportuno escribir una carta de identificación, adhesión y ánimo a los compañeros que están realizando su misión en lugares y circunstancias de ‘fronteras dolorosas’: “Testigos de amistad y reconciliación. Mensaje orante para aquellos jesuitas que trabajan en zonas de guerra y conflicto.”
En un día privilegiado para la Congregación, según costumbre ancestral, recibieron al Papa Francisco, con el que tuvieron una breve oración, una charla del primer Sumo Pontífice jesuita, en la que propone volver a nuestras raíces, a lo más profundo de nuestra vocación, para desde ahí contribuir a este tiempo de cambio en la Iglesia, acompañándole en sus reformas, necesariamente lentas. Y termina con una rueda larga de ‘ruegos y preguntas’, totalmente espontánea, vital y muy enriquecedora.
José Ignacio transmitió la alegría de una experiencia de ‘cuerpo apostólico’, vivo, pero siempre necesitado de renovación, que dijo quería contagiar -y yo creo que lo logró- a profesores y colaboradores.
Posteriormente Iván dio unas indicaciones para el resto de la mañana: café y pastas, y visita en 6 grupos -guiados por voluntarios de 1º de Bachillerato, perfectamente adiestrados y de sonrisa incombustible- a sendas presentaciones de diversas obras jesuíticas en Galicia: Entreculturas, Peregrinus, Colegio Mayor San Agustín, Radio ECCA, Aulas de Tercera Edad (ATEGAL), Red Ignaciana de A Coruña.
De vuelta al salón de actos un grupo de 50 alumnos de Educación Primaria -elegidos de entre la multitud de voluntarios-, interpretaron un ‘Himno del Colegio’, con letra compuesta por los de 6º y con la música de “La Vida es Bella”. A pesar de los nervios -más de las profesoras Silvia y María que de los propios niños-, la ejecución resultó de gran altura.
A continuación, el periodista Jorge Lamas, miembro del Instituto de Estudios Vigueses y antiguo alumno, tanto de las Escuelas del P. Encinas, como posteriormente del Apóstol, tuvo una breve y jugosa comunicación que dijo se podía titular: “El Colegio desde fuera y desde dentro”, pues aportó su experiencia de que a los jesuitas les costó bastante tiempo ‘sintonizar’ con la realidad viguesa.
Muy brevemente ‘Fran’ -el profesor de matemáticas, Francisco Blanco- fue arrastrado al escenario, para agradecerle la idea original y el gran trabajo -secundado por muchos otros- de elaborar un periódico, en el formato y con las noticias de los años en que los jesuitas llegaron a Vigo.
De ahí fuimos a la iglesia, donde Isidro presidió una eucaristía, concelebrada por diez compañeros, con una breve, pero jugosa y profunda homilía.
Y, finalmente, en el comedor de alumnos, tuvimos unos sabrosos “pinchos”, intercambiando impresiones, y saludando a conocidos y desconocidos. Es de alabar y agradecer toda la logística previa, que hizo que las instalaciones estuvieran perfectamente dispuestas, y a punto todo lo pertinente y necesario: materiales, guías, y, claro está, alimentación.
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