
Ampliando fronteras con el Camino Ignaciano
Cuando la Oficina del Peregrino del Camino Ignaciano inició su singladura el 2012, ya desde el primer verano contamos con experimentados peregrinos que nos ayudaron a ir perfilando mejor el recorrido y que aportaban sus conocimientos para crear una propuesta de peregrianciones que se abriese a todo el mundo. Los primeros extranjeros, como el jesuita irlandés Terry Howard sj o el filipino Fr. Riyo, dejaron profunda huella en lugares como Navarrete o Cabredo. A los jesuitas siguieron laicos ignacianos interesados en seguir las huellas de San Ignacio en su peregrinación hacia Manresa. Natalie Lacroix y Caroline Vital llevan años acompañando grupos de más de 30 peregrinos francófonos, cada verano. La internacionalización corresponde a la vocación ignaciana de salir e ir más allá de las fronteras: nuestra presencia internacional hace que venir a seguir a San Ignacio en su tierra natal sea un atractivo insuperable.
Y de las experiencias vitales, siguen las publicaciones, ¡por supuesto! En estos últimos tiempos, han salido a la luz, o saldrán en breve, diversos testimonios del Camino Ignaciano. Experiencias de vida que se mezclan con el polvo y los guijarros del camino. Experiencias que han de ser forzosamente personales, pero que implican a todas aquellas personas, hombres y mujeres de los pueblos y ciudades del Camino Ignaciano. Relatos simpáticos y amenos, que se leen de una tirada, como el de Ignacio Villameriel, “Tras la flecha Naranja”, que recoje múltiples anécdotas, incluida una de importante: ¡encontrar a su futura pareja! Ya se sabe que las peregrinaciones unen corazones. O la historia más teológicamente desarrollada y con muy buenas conexiones con los Ejercicios Espirituales, que nos ofrece Brendan McManus sj, “Walk through Fire”. En su obra, McManus nos conduce a través de su experiencia del Camino Ignaciano, experiencia de herida y reconciliación, de caída y lucha por volver a ganar la estabilidad. Un relato largo que aporta muchos vínculos con la espiritualidad ignaciana experimentados en el cotidiano del Camino y de su vuelta a casa. Y la historia de Philippe Lemonnier, “Iñigo, chemin faisant”, empezada como peregrino aislado y acabada como peregrino en grupo: dos experiencias en la misma peregrinación. Lemonnier es un no creyente que se acerca a la experiencia de peregrinación con la apertura del investigador curioso que desea descubrir las interioridades de la peregrinación ignaciana. Autor de varios libros sobre peregrinos y peregrinaciones, es una suerte que se haya fijado en la ignaciana. La guinda del pastel la ofrece un autor desconocido, de origen coreano. Nos llegó a las manos su libro, publicado en Corea. Pero no sabemos gran cosa: hizo el Camino Ignaciano hace dos años y ofrece su experiencia en un bonito libro… del cual no entendemos más que las fotos y los mapas. Cuando alguien publique en chino, habrá que pedir una traducción inglesa. ¡Buen Camino!