
Sal Terrae: El valor de la memoria
La memoria es un asunto cultural, social y personal. Vivimos en una sociedad que al mismo tiempo la demanda y la desprecia. Una sociedad que valora el pasado e insiste en la necesidad de conocerlo, para no repetir los errores, aunque a veces intenta reescribirlo. Una dinámica acelerada que hace que muy a menudo perdamos la perspectiva y nos anclemos a un presente vertiginoso en el que queda poco espacio para la mirada retrospectiva. Esto ocurre en lo colectivo y también en lo personal.
Este número de la revista SAL TERRAE quiere ayudar a reflexionar sobre el valor de la memoria en distintos ámbitos.
En primer lugar, Ángel Cordovilla Pérez reflexiona sobre la importancia de la memoria en la Escritura y en la Tradición de la Iglesia. En el cristianismo la memoria tiene un papel fundamental por remitirse al origen fundante en la persona de Jesucristo y para actualizar su presencia en cada situación histórica. Con profundas raíces veterotestamentarias, el memorial está en el centro de la tradición cristiana como mandato de Jesús a sus discípulos. Solo es posible realizarlo bajo la acción del Espíritu Santo que nos conduce a la verdad completa.
Carlos García de Andoin aborda un tema conflictivo y muy presente hoy en la sociedad española como es la memoria histórica especialmente en lo que se refiere a la experiencia traumática de la guerra civil aún no superada en muchos ámbitos. Parte de investigaciones sobre el papel de la memoria en los procesos de construcción de la realidad y el restablecimiento de la justicia para centrarse en el caso español.
Luis López-Yarto Elizalde, S.J. nos habla de la relevancia que la recuperación de los datos de nuestra vida tiene para la construcción de nuestra identidad. La psicología ha subrayado alternativamente, como elementos básicos, las experiencias traumáticas reprimidas padecidas en los primeros años, o bien las experiencias positivas y dones benévolos recibidos, desembocando así en concepciones del hombre exageradamente pesimistas o ingenuamente optimistas.
María Prieto Ursúa nos ilustra sobre el olvido y el perdón. Suele pensarse que perdonar implica olvidar, pero el perdón sólo es posible recordando la ofensa; no se puede perdonar desde la amnesia o la negación de la ofensa o del daño. El perdón implica la reducción de algunos recuerdos y de pensamientos recurrentes sobre el ofensor y la ofensa y ejercitar la capacidad de abstenerse de reflexionar continuamente sobre el daño sufrido.
Finalmente, dentro de la serie dedicada este año 2020 a los Díez Mandamientos Gabino Uríbarri Bilbao, S. J. pone de relieve que el amor a Dios tiene un carácter responsorial pues es Dios quien nos ha amado primero y cómo esa relación con Dios o la falta de ella repercute en todos los ámbitos de la existencia.