
Sal Terrae: El cuidado
El papa Francisco ha dedicado el mensaje para la 54ª Jornada mundial de la paz del año 2021 al cuidado bajo el título: “La cultura del cuidado como camino a la paz”. La revista SAL TERRAE quiere dedicar su número de septiembre del 2021 a este tema con los siguientes cuatro artículos.
En primer lugar, Julio C. de la Torre-Montero se aproxima al concepto de cuidado desde el punto de vista teórico de las ciencias humanas y, sobre todo, desde la práctica clínica. El cuidado es un ejercicio práctico de amor. Es una de las características más humanas y un arte que ayuda y sostiene al enfermo y a todo el que necesita de atenciones en el contexto de la enfermedad, en la familia y también fuera de ella.
Marta López Alonso estudia el cuidado desde un punto de vista bíblico y teológico. El cuidado nos habla de la mirada atenta y protectora de Dios que custodia la fragilidad humana. Para crecer en humanidad, y como creyentes, cuidar nos exige preocupación por el hermano, despertar la mirada, agilizar la pronta visita y generar consuelo.
Ana Berástegui Pedro-Viejo estudia los escenarios y las relaciones entre cuidador y cuidado. A lo largo de la vida las personas necesitamos ser cuidadas y también cuidar como forma de supervivencia, desarrollo y humanización. Se fija en la importancia del enfoque del cuidado en los principales escenarios y sistemas en los que se desarrolla esta función, especialmente la familia, la escuela y las comunidades que cuidan.
Pablo Guerrero S.J. aborda el cuidado desde un punto de vista pastoral. Entender la pastoral como cuidado nos señala algunas dimensiones a tener en cuenta en la transformación de la pastoral: pasar del cuidado como “vigilancia” al cuidado como “sentirse afectado”; pasar del cuidado como “paternalismo” al cuidado como “comunión”; pasar del cuidado como “dirección” al cuidado como “acompañamiento”; pasar del cuidado como “compasión sentimental” al cuidado como “compasión cristiana”.
Dentro de la serie dedicada a la Eucaristía Lino Emilio Díez Valladares, SSS, se centra en el signo de la paz, que, como los otros ritos litúrgicos, expresa un ideal de comunión que estamos llamados a realizar en la acogida de la palabra de Dios y con la fuerza del Espíritu Santo; no es un simple "saludo", ni el intercambio de nuestra frágil paz, sino la expresión ritual de nuestra voluntad de aceptar la paz de Cristo para convertirnos en instrumentos de comunión.