
Sal Terrae: La sociedad de los espejos
A menudo se recurre al mito de Narciso para describir un rasgo de nuestra sociedad que consiste en contemplarse en los propios espejos vitales. Demasiados embelesados, tanto personal como grupalmente, se contemplan a sí mismos, contentos con ello, sin ser capaces de mirar fuera de los propios intereses. La revista SAL TERRAE concluye el año 2021 abordando este tema para ver cómo afecta a distintos ámbitos de la sociedad y también a la vida espiritual y eclesial.
Comienza José Luis Trechera Herreros poniendo de relieve cómo el narcisismo ha cobrado en el contexto cultural actual una cierta importancia. Se fija en la evolución del concepto para distinguir entre un narcisismo normal y un trastorno grave de la personalidad. Sin embargo, la alternativa de Narciso no es válida y es necesario salir de sí mismo para poder madurar como persona.
Para Andrés García Inda nuestra sociedad es en realidad un laberinto de espejos al servicio de egos frágiles. Señala cuatro ejemplos: la publicidad que convierte al consumidor en ficticio objeto del deseo; la política, caracterizada hoy día por el populismo y la lógica del consumo; la educación, ámbito de cultivo de personalidades débiles sin tolerancia a la frustración, y las redes sociales, que estimulan el emotivismo y el exhibicionismo.
Dolores Aleixandre Parra parte de una sentencia de san Juan de la Cruz sobre lo que impide volar a un pájaro para aplicarla al narcisismo que contamina con frecuencia el ámbito de la espiritualidad. Sugiere propuestas para escapar: permanecer cercanos a la realidad, vivir conectados a lo concreto, salir de exenciones y privilegios, recuperar la compunción, desviar la mirada fuera de uno mismo, recibir el propio nombre, aceptar la propia vulnerabilidad, reencontrar, como el paralítico del Evangelio, la libertad gloriosa de los hijos.
Finalmente, Martín Gelabert Ballester, O.P. se pregunta por la Iglesia. ¿Está en función de sí misma o al servicio de las personas? ¿La Iglesia anuncia sus grandezas y buenos ejemplos, o anuncia a Alguien superior a ella, de quien recibe todo lo que hace y dice? En el primer caso estaríamos ante una Iglesia autorreferencial, en el segundo ante una Iglesia lunar. La luz de la luna es bella, ayuda a orientarnos en la noche de la vida, pero no tiene luz propia, sino que la recibe del sol.