Publicado: Martes, 12 Abril 2022

Revista Manresa: Manresa, ayer y hoy

Seguimos transitando por este 500 aniversario de la conversión de Íñigo de Loyola y, siguiendo sus pasos, Manresa se nos ha antojado un “lugar” especial en esta travesía, donde deberíamos detenernos, contemplar, y hacer memoria agradecida, para poder después mirar hacia delante viendo, también nosotros, todas las cosas nuevas. Volver la vista atrás, escuchar el eco de la narración que Ignacio le hizo a Cámara sobre lo vivido en aquella tierra y con aquellas gentes con las que compartió una fase importante de su proceso de conversión. Gustar, una vez más, del espacio, del tiempo, de los encuentros, del trabajo de Dios, de la búsqueda, la acogida, las luchas e inquietudes del hombre. Corría el año 1522 cuando el peregrino llega a Manresa, y se quedará allí cerca de un año.

En este número queremos dirigir la mirada hacia ese espacio concreto: Manresa, y hacia ese tiempo, denso de sentido y de vivencias humanas y espirituales. Enfocar nuestra atención en aquella Manresa ignaciana, para que esta composición “viendo el lugar” nos permita taladrar la tierra y el texto de la Autobiografía que nos brinda el acceso a las vivencias manresanas de Ignacio. No para quedarnos instalados en el recuerdo sino para mirar hacia adelante y preguntarnos por las huellas y las luces que el paso del santo ha dejado allí como pistas para los nuevos caminantes que hoy se aproximan a Manresa, al pueblo, y a la experiencia. De ahí el título de este número: “Manresa, ayer y hoy”.

Francesc Riera nos ayuda a adentrarnos en la Manresa ignaciana, a familiarizarnos, no solo con esta “geografía fundante” que tiene en la Cueva y el Hospital, dos pilares ineludibles, sino también con la firme relación que Ignacio establece con los manresanos, para desde ahí, ofrecernos un recorrido a través del tiempo que nos permite acompañar las transformaciones de los espacios y atisbar su fecundidad para nuestro hoy.

A Manresa, Ignacio llega desde Montserrat. Otro enclave sagrado en su camino y conversión; un escenario en el que se concitan deseos e imágenes de su pasado, ritos que dan forma expresiva a la transformación que está viviendo, y, una vez más: encuentros, lecturas, guías para el camino interior, aprendizajes que le acompañarán mucho más allá de este lugar y de este tiempo, como nos muestra David Guinduláin.

Así dispuesto, Ignacio alcanza Manresa, que se convierte en un espacio clave en su camino. Carles Marcet nos brinda tres conceptos que nos hablan de otras tantas disposiciones que dibujan una hoja de ruta válida para todo proceso de conversión. Apartarse, descentrarse y centrarse, tres movimientos que posibilitan la transformación que desplaza al de Loyola de la búsqueda del vano honor del mundo a la búsqueda de la mayor gloria de Dios en el mundo. Un recorrido liberador que se realiza desde el encuentro con la misericordia.

Y de encuentros se continúa hablando en el siguiente artículo, en el que Clara Malo nos descubre la identidad y la vida espiritual de aquella “anciana mujer” que en la Autobiografía se menciona como “la única que supo ayudar” [Au 21] a un Ignacio que experimenta, una y otra vez, el valor de la conversación espiritual, y se deja acompañar por una mujer laica. El lector podrá conocer algo de esta figura, María de Santo Domingo, y a través de algunos de sus escritos, de cómo la gracia de Dios se cuela eficazmente en los acompañamientos, cuando los dejamos ser “espacios teológicos” de su irrupción en nuestras vidas, a través de otros.

La gracia alcanza a Ignacio por diversidad de caminos durante su estancia en Manresa. Gracias extraordinarias y gracias cotidianas. Gracias fundantes que cambiaron estructuralmente su mirada, y gracias que le proporcionaron visiones, y en ellas, imágenes simbólicas que le permiten una más honda comprensión acerca de los misterios de la fe cristiana. De la mano del texto de Eduard López se esclarece el sentido de una nueva comprensión del Dios Viviente y con él del significado de: ser criatura (la Creación), ser recibido (la Eucaristía), ser prójimo y Otro (la humanidad de Cristo y de María).

Los ojos interiores de Ignacio parecen quedar dispuestos para esa otra vivencia puntual, y al mismo tiempo, de largo recorrido, que conocemos como la “gran Ilustración” [Au 30], y que nos emplaza a “la otra orilla del Cardoner”. Lugar privilegiado para un encuentro decisivo que Dolores López va a ir cuidadosamente sacando a la luz desde los aspectos más contextuales a los más decisivos en el proceso interior de Ignacio. Un instante integrador, una responsabilidad que mira al mundo, una nueva percepción de la realidad que le acompañará por siempre.

Prosigue nuestro recorrido mirando “hacia arriba” al Dios Trinidad hacia el que se le “elevó el entendimiento” a Ignacio rezando las Horas de Nuestra Señora. Ángel Cordovilla profundiza sobre esta devoción a la Santísima Trinidad que en Manresa fue vista “en figura de tres teclas” y cuya impresión ha permanecido a lo largo de toda su vida [Au 28]. Manresa, lugar querido para Ignacio, espacio de revelación, de luchas, luces encuentros y relaciones, lugar de devoción, lugar ignaciano, ayer y hoy.

El número se cierra con un trabajo de Agustín Udías sobre los últimos escritos espirituales de T. de Chardin donde se mostrando la evolución y maduración de su reflexión cristológica, y con las habituales secciones de Ayudas para Ejercicios, escritas por el grupo de Itinerarios de Sevilla y Magis; Semblanzas dedicada al jesuita alemán Alfred Delp ejecutado por las postrimerías del régimen nazi y Recensiones de algunos libros que tienen que ver con la temática de nuestra revista.

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