Semblanza del P. Lluís Magriñá Veciana

Lluis explicaba que su vocación a la vida religiosa había sido “sin dudar ni poder dudar”, tal y como San Ignacio describe en el primer tiempo para hacer una buena elección. Decía el propio Lluis: “Pam, no te lo esperes y sientes que el Señor te llama”. Esto pasó en la Cueva de Manresa donde acudió a un retiro de tres días con el Colegio de Sarriá. Siguiendo fielmente la metodología de los Ejercicios, el añadía: “Dejas pasar un tiempo, y, más adelante, ves que se confirma”. 

A sus padres les gustaba la formación que ofrecían a los jesuitas. Decía Lluís: “Papá y mamá eran personas de fe, no eran nada beatos, de rosarios y cosas de éstas, pero iban a misa todos los domingos”. Y continuaba: "en la familia no había ninguna tradición de curas y monjas". Lo empujaban a hacer económicas. El padre tenía una fábrica y esperaba que alguno de los hijos tomaría la responsabilidad. Sin embargo, los padres le dieron total libertad: “Tienes que hacer tu vida”, mientras se preguntaban de dónde habían salido sus hijos: dos hermanas enfermeras, dos jesuitas y dos médicos. Lluís le respondía “esto os lo tenéis que preguntar tú y mamá”. En efecto, les habían transmitido la vocación de servicio y de la solidaridad. Un talante abierto que también vivían en casa, donde siempre tenían invitados.

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