Semblanza del H. Fernando Nalda Pons

Cuando llega el momento de despedir a un compañero, o a un familiar, solemos hacer un recorrido por los momentos y los lugares que hemos compartido con él. En el caso de Fernando Nalda, con su larga vida de 94 años, todos hemos hecho memoria de tantas ocasiones en que pudimos coincidir y apreciar su cercanía y comunicatividad. En la necrológica que nos ha llegado están resumidos los destinos a lo largo de su vida de jesuita, las funciones que desempeñó, las gentes con quienes contactó.

Nacido en Piles (Valencia), cerca de Gandía, en 1929, cogió en octubre de 1955 el tren que le llevó al noviciado de Raimat junto con varios compañeros. En Raimat todavía permaneció 11 años enseñando el oficio de sastre a los juniores coadjutores. Después fue enviado por primera vez al colegio de Montesión, en Palma de Mallorca, y más tarde a la residencia de Gandía: dos destinos que se repitieron años después y que constituyen el grueso de su itinerario apostólico. También estuvo 3 cursos en las Escuelas San José de Valencia, y 1 curso en la comunidad-enfermería de Villagarcía de Campos. Llevó a cabo en todos ellos diversos servicios a la comunidad, acompañamientos de enfermos, tareas docentes en los colegios respectivos, y poco a poco su disposición natural y las indicaciones de los superiores le llevaron a dedicarse a las catequesis o clases de religión y el cuidado de nuestras iglesias y de la liturgia celebrada en ellas. Fue su forma fundamental de comunicar la fe que él vivía.

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