La francofonía y la comunidad SJ de Canarias
La francofonía se ha instalado en la comunidad SJ de Canarias. Así que José María y yo (Lucasj) andamos un poco despistado. Juan Ramón, nuestro políglota, está sonriendo en la lengua de Voltaire (y de otra mucha gente, claro). Desde octubre, compartimos vida, habitat y misión con Miguelina Kwango y con Pascal Galande, profesores de Foi et Joie Congo, que estarán unos meses con nosotros mientras producen los materiales de alfabetización con sistema ECCA que comenzaremos a emitir en Kikwit y Kisanto, donde trabaja el equipo dirigido por Alfred Kitesso SJ. Miguelina y Pascal hablan también Ingalá y Kikongo, y también algo de Swajili. Pero en casa, mientras se pelean por aprender alguna cosa de castellano (je, ¡¡en Canarias!!), usan el francés de modo habitual (bendito traductor de google... nos permite sortear algún apuro). Yo, para desconcertar, de vez en cuando hablo en italiano... sin éxito.
Desde hace unos días, y hasta navidad, contamos también con el Roland Francart SJ, de la Bélgica francófona. Con Roland estamos aprendiendo mucho sobre el valor apostólico del COMIC, sí, esas tiras con dibujos y texto que, a algunos, nos sirvió para iniciarnos en la lectura (y la vida de los santos). Miguelina y Pascal pasan buena parte del día en las oficinas de ECCA, acompañados por el equipo de producción de materiales (ya van por la lección 23, sobre salud y enfermedad); tiene su complejidad, porque están trabajando para poder alfabetizar, a la vez, en Kikongo y en Francés. Roland pasea por la ciudad, descansa, se repone. Ayer vino contentísimo de su visita a Teror, donde la Virgen del Pino. Las conversaciones en las comidas y en los ratos de "quiete" son todo un lujo de adivinanzas. Así que, medio supimos que esto de que cada pueblo tenga una virgen con apellido (del Pino, de Candelaria, de Guadalupe, De Los Volcanes, De la Peña, De las Nieves, de los Reyes...) no es habitual ni en Congo, ni en Bélgica. Allí, nuestra señora suele ser nada más (y nada menos) que Notre Dame (¡¡como la de París!).
Ayer acabamos la cena cantando. Se me ocurrío comentar que en Navidad cantamos villancicos. Así que, no sé cómo, acabamos cantando la canción de la alondra, en francés, "alouette". ¡¡¡Y yo que pretendía entonar Lo Divino!!! José María me dice y comenta: "Deberías estar agradecido". Y lo cierto es que lo estoy. ¡Lo estamos! Tenemos una comunidad preciosa. Por cierto, esta noche cenamos dátiles que nos envía desde Mauritania la comunidad de las Hijas de la Caridad en Nuakchott. Ya está trabajando con ellas Fran, un tinerfeño de ECCA, que pasó también un par de semanas en casa. Él también habla francés.
Lucas López SJ