
El trabajo forzado global: Ehsan Ullah Khan en el Centro Loyola de Murcia
El pasado siete de mayo, en el salón de actos Pedro Arrupe del Centro Loyola de Murcia, tuvimos la ocasión de conocer el testimonio de una de esas personas que hacen de su vida un ejemplo de solidaridad y de defensa de la dignidad humana, a través de la denuncia pública, sin tener en cuenta las consecuencias personales que ello conlleva, como la cárcel, la tortura, la amenaza de muerte y finalmente el exilio. Ehsan Ullah Khan, pakistaní, periodista y activista, que a sus 72 años continúa denunciando y luchando activamente contra la esclavitud infantil, mano de obra empleada en países de Asia, África, América Latina o en cualquier otro lugar en el que las garantías para proteger a la infancia no son más que una entelequia.
La globalización económica promovida por las grandes multinacionales, con el único objetivo de incrementar sus beneficios reduciendo los costes de la mano de obra, encuentran su localización deseada en esos países y no se cuestionan las condiciones de trabajo de las personas que hacen posible ese incremente en su cuenta de resultados. Ullah Khan fundó el Frente de Liberación del Trabajo Forzado, al descubrir la esclavitud por deudas en su país. Consiguió la libertad de más de un millón de trabajadores esclavos de las fábricas de ladrillo de Pakistán, pero fue la liberación y el posterior asesinato (cuando contaba tan solo con trece años de edad) en 1995 de Iqbal Masih, niño esclavizado en una fábrica de alfombras como consecuencia de la deuda contraída por su padre, el acontecimiento que mayor repercusión internacional le proporcionó. Desgraciadamente en el caso de Pakistán, la mayoría de esos niños esclavos son cristianos y denuncia, por otro lado, que los comunistas estaban en contra de la liberación de estos seres humanos pues de esa manera se impediría su rebelión contra el sistema. Desde entonces su denuncia continúa incesante con un objetivo: Que nosotros, los ciudadanos privilegiados del estado de bienestar impidamos la compra de los productos fabricados por esas empresas transnacionales a costa de la explotación sistemática de niños esclavos. ¿Cuáles son esas empresas sin escrúpulos? MIRAD LA ETIQUETA.
De nuevo el Centro Loyola se convierte en altavoz para denunciar otra injusticia despreciable consecuencia del afán desmedido de poder y dinero de una sociedad en la que los valores que se adoran son el triunfo, la apariencia y la codicia patológica. Pero….. mientras haya Ullas o Iqbales habrá esperanza.