Publicado: Viernes, 07 Junio 2019

Conferencia sobre cómo aprender a aceptar la frustración y el fracaso, en Murcia

Miércoles, 22 de mayo, un salón Pedro Arrupe lleno y con ambiente de gran expectación. Pablo Guerrero, Sj, con un currículo que ocuparía todo el espacio de este artículo, desarrolló una exposición dinámica, brillante y que conmovió a los presentes. La temática, íntimamente contemporánea: Como gestionar el fracaso y la frustración. Es moda entre nosotros recurrir a numerosos libros de autoayuda que nos hablan de cómo conseguir el éxito en la vida, pero no nos enseñan como aceptar que la vida es incontrolable. Nosotros, los cristianos, seguimos la enseñanza de un fracasado.

En consecuencia el fracaso y la frustración dependerán de que consideremos éxito, de nuestras expectativas, de nuestro proyecto de vida. Y, ¿cuáles son éstas? ¿son realistas? ¿qué nivel de compromiso estoy dispuesto a aceptar para conseguirlas? ¿Qué considero un éxito? El fracaso o el triunfo pueden ser solo aparentes.  Las Bienaventuranzas serían una manera de entender el éxito si nuestro reino no es de este mundo. Si consideramos bienaventurados a los egoístas, a los violentos, al desmedido afán por poseer, suyo será el Reino de la Tierra. ¿Cómo afrontar la frustración? Las emociones negativas en ocasiones surgen cuando no conseguimos lo que queremos. Madurar es adquirir tolerancia ante la frustración. El Papa Francisco nos habla de la Gracia de acercarnos al dolor humano. Lo importante es la persona no las categorías. Por ejemplo, el divorcio no existe, lo que existe son personas divorciadas. O un ejemplo más banal, la categoría sería el armario, lo importante es la ropa que alberga. Hay que ser tolerantes ante la frustración ya que es normal que no siempre se satisfagan las necesidades, ni se consiga la recompensa inmediata. Es parte de  nuestro aprendizaje humano. Hay que aprender a vivir con el fracaso, con el problema, con la frustración. El esfuerzo es bueno y necesario. El objetivo de la vida no es ser siempre el primero. Los humanos estamos llamados a fracasar, forma parte de la dinámica de la vida. Nos ayuda a comprender a los otros, lo que nos pasa o que hacer con esa experiencia. Para algunos el fracaso es el final, no le permite afrontar la adversidad, que nos curte, que nos templa. “El fracaso trae la semilla del éxito” y hemos de convertir el fracaso en bendición (nos damos cuenta de ello cuando pasa el tiempo), para que las cosas nos acerquen a Dios. A Jesús le acercó más al Padre su fracaso que es muerte, pero también resurrección. Para fracasar hay que  haber iniciado algo. El ponente al final nos obsequió con el decálogo de Shackleton y la oración de Gandhi, cuyas lecturas recomendamos. La conclusión: una conferencia llena de conocimiento y sentido práctico para vivir apreciando la oportunidad que nos ofrece, como personas, el gestionar correctamente la frustración y el fracaso.

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