Publicado: Viernes, 04 Octubre 2019

Monseñor Agrelo visitó Comillas en la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado

Hay personas que hablan desde la autoridad. No esa que dan los libros o los cargos, sino la que se gana con la vida entregada, el ejemplo y la valentía. Este es el caso del arzobispo emérito de Tánger, Santiago Agrelo. La Red Migrantes con Derechos, –de la que participa la Compañía de Jesús, y el Instituto Universitario de Migraciones (IUEM) de la Universidad Pontificia Comillas– llamaron al arzobispo y el vino a Madrid. Y trajo consigo, la pasada tarde del lunes 30 de septiembre, –posterior a la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado– la conferencia ‘Migrantes, paradigma de nuestro tiempo’.

Ante un auditorio lleno de personas, acompañado por Jesús Miguel Zamora, secretario general de CONFER; de José Luis Pinilla, SJ, director de la Comisión Episcopal de Migraciones y Alberto Ares, SJ, director del (IUEM); Agrelo aseguró dirigirse en este caso a un público creyente católico. En este sentido, habló de Evangelio y de cómo los cristianos habíamos de presentarnos ante el reto migratorio.

“El mensaje del Papa no se lee igual en tierra firme que desde una patera”, comenzaba el arzobispo, en referencia a las palabras de Francisco en la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado celebrada en Roma. Criticó, también, la hipocresía en la que nuestras sociedades se instalan, denunciando que la comodidad en la que vivimos hace muy difícil ponernos en el camino de la acogida: “la misma dificultad que tenemos para acoger al migrante, la tenemos para acoger a Cristo”, lamentó Agrelo.

Respecto al papel de los cristianos ante esta realidad, monseñor Agrelo es categórico: “aunque no hubiera ninguna razón lógica para dejarles pasar [a los migrantes]… Incluso en esa situación habría que estar con ellos, entre ellos, y contra todos”. Según el arzobispo, la misión de la Iglesia es, precisamente, recordar a estos “amados del Señor” – como denomina a las personas migrantes- que Cristo está siempre con ellos para devolverles la fuerza.

Afirma Agrelo también que Dios tiene debilidad por la Humanidad pobre y que suele ocurrir que “la Humanidad pobre es también la Humanidad joven que se mueve por los caminos de la inmigración”. Y, en este sentido, advierte que los jóvenes se están desentendiendo de la Iglesia. Intentar adaptar la figura de Jesús a los jóvenes es, para el obispo misionero, un error. Bajo su punto de vista, “lo que les atrae [a los jóvenes respecto a Jesús] es su acercamiento a través del Evangelio”. Y, respecto a esto, hizo una afirmación más: “si los pobres y los migrantes no dan fe de que Dios está presente en la Iglesia, los jóvenes tampoco se sentirán atraídos”. “Solo una Iglesia de los últimos tiene futuro”, terminó.

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