Publicado: Jueves, 30 Enero 2020

La araucaria del colegio SAFA San Luis

La cuarta de las preferencias apostólicas universales de la Compañía de Jesús es el cuidado de la Casa Común, un casa que nos acoge a todos, nos alimenta, nos nutre y nos acoge; por tanto, una casa que tenemos que cuidarla porque es nuestra y porque es creación de Dios. Aunque esto parece obvio, queda trabajo por hacer, sobre todo de concienciación y puesta en marcha, y la Compañía quiere sumarse a ese trabajo, encargando a todos la misión de cuidarla para evitar que se degrade hasta el punto que se haga inhabitable.

En el colegio SAFA San Luis, en El Puerto de Santa María, hemos contado durante casi un siglo con una araucaria cuyo estado se ha ido deteriorando con el paso del tiempo. Su gran altura y su situación en la entrada del mismo ha hecho que la tala de la misma sea inevitable debido a la amenaza de caída.  

El proceso no ha sido nada fácil puesto que el árbol es «de gran porte» y estaba dentro del Inventario de Árboles Singulares del Término Municipal de El Puerto de Santa María como Araucaria heterophylla con el código número 20. Cuando se inscribió en dicho inventario, se registró que el árbol tenía un estado «regular», con una altura de 34-36 metros y un diámetro de 0,9 metros. Es más, la araucaria ha sido nombrada incluso por Rafael Alberti por lo que sentimos un especial cariño por ella.  

Fue talada estas navidades pero no hemos querido dejar pasar la oportunidad de despedirla. Así, el alumnado de quinto y sexto de primaria se congregaron alrededor de tocón y, guiados por Ángel Árenas sj, tuvieron oportunidad de reflexionar sobre esa casa común que tenemos que cuidar urgentemente. En clase, previamente el alumnado tuvo oportunidad de trabajar el tema, mediante unos textos de la encíclica «Laudato si'» que sirvieron para darnos cuenta de que nuestra casa está formada no solo por personas, sino por animales y plantas a los que tenemos que cuidar y querer porque son el puro reflejo del buscar y hallar a Dios en todas las cosas ignaciano. Terminaron la despedida con la oración por la paz de san Francisco de Asís.  

Como compromiso de reposición, el centro conservará una lámina del tronco de la antigua araucaria y plantará dos ejemplares nuevos de la misma.

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