Publicado: Viernes, 23 Octubre 2020

Inauguración académica en Zaragoza: Diálogo Interreligioso para la paz

En el gozne de los siglos XX y XXI se experimenta una paradoja: crece la conciencia de humanidad total facilitada por avances tecnológicos en la comunicación; pero sorprende el incremento de la confrontación, radicalización y fracturas a todos los niveles. El Papa Francisco habla de “una tercera guerra mundial por piezas”. Se necesita tender puentes, derribar muros, curar heridas, reconciliar. Una pedagogía del encuentro es hoy clave en la misión de la Iglesia y de la Compañía de Jesús. “El mensaje de paz está inscrito en lo profundo de todas las tradiciones religiosas” (FT). Aquí surge otra paradoja: parece haber crecido la violencia con rostro religioso. De ahí la importancia del diálogo interreligioso para una convivencia justa y en paz.

Esa contribución a la paz del diálogo interreligioso ha sido el tema que ha centrado la inauguración académica del Centro Pignatelli y del Seminario de Investigación para la Paz de Zaragoza. La dramática pandemia ha proporcionado una doble sorpresa: el fallecimiento de uno de los dos ponentes, el Dr. Riay Tatary, Presidente de la Comisión Islámica de España; y la imposibilidad de una sesión presencial y su realización on-line.

En conexión con Roma tuvo la intervención central el Cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot, Presidente el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso. Miembro de la Congregación de Misioneros Combonianos, vivió 20 años en el valle del Nilo, Egipto y Sudán. Experto en estudios árabes e islámicos dirigió más tarde el Pontificio Instituto en Roma, de donde fue llamado al Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, primero como Secretario luego como Presidente. El Cardenal, después de hacer un recorrido por los hitos históricos del diálogo interreligoso, se centró en el Documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial de Abu Dabi, el primero firmado por líderes religiosos que no es sólo una declaración de intenciones sino rubrica un compromiso. Insiste en la condición humana como clave de las raíces comunes de la humanidad en su diversidad. Amistad y respeto son las claves del encuentro. No se puede creer en Dios si nos negamos a comportarnos fraternalmente. El diálogo integra tres vectores: deber de la identidad, valentía de la alteridad y sinceridad en las intenciones. Para avanzar como humanos y creyentes no hay más remedio que “incomodar a los cómodos y acomodar a los incómodos”.

El acto fue introducido por Jesús María Alemany sj, que se preguntó “por qué mecanismos puede darse una degeneración violenta del hecho religioso “ y “qué energía positivas puede aportar el diálogo interreligioso a la convivencia en paz”. En la segunda parte de la sesión hubo un amplio turno de preguntas.

El acto se puede ver en este vídeo: 

    

 

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