
Por una (contra)cultura de la reconciliación
El pasado 28 de octubre el Centro Loyola – Loiola Zentroa de la Plataforma Apostólica Loyola Santander presentó de la mano de Galo Bilbao (Doctor en Teología) e Izaskun Sáez de la Fuente (Doctora en Ciencias Políticas y Sociología) su apuesta “por una (contra)cultura de la reconciliación”.
Galo e Izaskun, integrantes del Equipo de Investigación en Ética Aplicada a la Realidad Social del Centro de Ética Aplicada de la Universidad de Deusto, expusieron su investigación a partir de la experiencia del País Vasco –recogida en el Cuaderno 217 de Cristianisme i Justícia (enero 2020)–, que tiene en la perspectiva de las víctimas el punto de partida necesario para una auténtica justicia y reconciliación.
Tras varios cambios y adaptaciones necesarias conforme aumentaban las restricciones sanitarias, el centro optó por organizar la conferencia a través de su canal de Yotube transmitiendo en directo con sus dos ponentes, mascarilla incluida, desde Arrupe Etxea (Bilbao).
Al comienzo de la sesión, Ignacio Aranzadi, responsable de la sede de Pamplona, leyó el manifiesto “Hablemos de reconciliación” redactado por la Red Fe Cultura Justicia. En él se recogen las claves que definen su modo de comprender la reconciliación, tema trabajado por los centros de la red durante los dos últimos años, además de una declaración de intenciones en la que confiesan su “deseo de ser promotores de una cultura de la reconciliación integral” y que se inspira en el decreto 1 de la Congregación General 36, celebrada en Roma en el año 2016, y cuyo título denomina a los jesuitas como “Compañeros en una misión de Reconciliación y de Justicia”.
A continuación, Galo partió de la aclaración de que esta es una cuestión compleja y problemática que encuentran imposible de abarcar imparcialmente. Por este motivo, esta investigación parte de la perspectiva parcial de las víctimas, por considerarla éticamente justificada, pues “el mejor modo de iniciar una reflexión que busque la justicia es precisamente comenzar poniendo la mirada donde se manifiesta radicalmente su ausencia”. Otra aclaración que resaltó es entender que “ante la idea de generar una cultura de la reconciliación, una clave importante para acceder a ella es precisamente reconocer su carácter contracultural; es decir, que es contraria a los valores imperantes y modos de pensamiento dominantes”.
Izaskun enfatizó que debemos confrontar el “buenismo” que pretende mantener una falsa equidistancia ante los conflictos o que defiende un diálogo sin condiciones: “No se puede hablar siempre de todo y con todos. Hay circunstancias que influyen posibilitando, dificultando o incluso imposibilitando el diálogo”. Prosiguió con una propuesta de deconstrucción y reconstrucción de grandes términos relacionados: verdad, justicia, reparación, memoria, perdón y acuerdo. Sobre este primer término afirmó que “el conocimiento de la verdad de lo que ha sucedido es una de las demandas prioritarias de las víctimas. Por supuesto, no así de los victimarios”. Sobre la memoria, defendió que no cualquier lectura del pasado es igualmente legítima. Una mirada desde las víctimas debe ponerlas a ellas en el centro. También advirtió que la víctima, al contrario del victimario, no tiene el deber moral de perdonar.
En el último tramo de la conferencia clasificaron en tres los posibles modelos de convivencia tras un conflicto: olvido y manipulación de la memoria —el cual deberíamos rechazar toda la sociedad—, coexistencia, y convivencia reconciliada —debiendo ser este el modelo al que aspirar—.
Como cierre, Izaskun recitó el famoso poema de Pedro Casaldáliga: “Es tarde, pero es nuestra hora (…) Es tarde, pero es madrugada si insistimos un poco”.
La grabación está disponible en este enlace.