Publicado: Jueves, 23 Septiembre 2021

La bendición y la oportunidad de una herida 500 años después

El 20 de septiembre a las 19h la familia ignaciana de Mallorca se reunió en la casa de espiritualidad de Son Bono en el inicio de los actos organizados con motivo del Año Ignaciano.

El jesuita Javier Melloni hizo un recorrido sobre la vida de San Ignacio dividiendo su exposición en tres momentos con tres heridas:

La herida de la niñez de San Ignacio. Iñigo creció falto de la mirada materna, pues su madre murió al nacer él. Al mismo tiempo quedó falto de la mirada paterna, ya que su presencia recordaba al padre la muerte de su esposa. Así pues, Iñigo creció esforzándose por ser mirado y reconocido por su entorno.

De soldado a peregrino. A los 30 años, en plena carrera militar, una segunda herida le postró en su lecho y allí permaneció durante 9 meses tratando de escuchar lo que le había sucedido.

Segunda conversión de Ignacio en Manresa. Tres etapas constituyeron este proceso: La euforia del neoconverso con oración y ayunos intensos. La noche oscura marcada por un profundo sentimiento de auto acusación. Por último, la rendición y la invasión mística en la Iluminación del Cardoner, donde pudo ver todas las cosas nuevas en Cristo. Dios engendrando en cada instante.

Al final de la conferencia, Javier Melloni insistió en la triple escucha que caracteriza el discernimiento ignaciano: la escucha sagrada a Dios en el silencio, la escucha de unos hacia otros y la escucha del momento en que vivimos.

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