La vocación por la enseñanza que se explica muy bien en el libro 'Escuelas de Don Juan, un proyecto pedagógico en La Ventilla"
A comienzos de los años 20, en “La Ventilla”, barrio eminentemente obrero, dio comienzo la labor de la Compañía de Jesús con el P. José María Rubio. Contaba con la estrecha colaboración de dos laicos, los hermanos Juan y Demetrio de Andrés, para iniciar diferentes tareas, entre ellas la educación de los niños, los más desprotegidos y necesitados. En 1931 se construyó en el solar que hoy ocupa el centro, las “escuelitas” de San Francisco Javier, un dispensario y la Parroquia de Ntra. Sra. del Carmen. Después de la Guerra Civil se reanuda la labor humana y espiritual que caracteriza la larga trayectoria de la Compañía de Jesús en este barrio.
‘Escuelas de Don Juan, un proyecto pedagógico en La Ventilla’ no es un libro cualquiera ni cuenta la historia de un proyecto bonito, es mucho más que eso. Nace del aliento que el Padre Rubio, una figura clave de este barrio de Madrid, dio a dos jóvenes comprometidos por una educación de calidad y para todos: Juan de Andrés y su hermano Demetrio.
En un acto muy emotivo, presentaron esta investigación en el Centro de Formación Padre Piquer: Luis Aymá González, autor; Carmen García de Andrés, Presidenta de la Fundación Tomillo; Luis Alberto Rodríguez de Rivera, Director del Centro Educativo Padre Piquer; Cristóbal Sánchez Blesa, Subdirector General de Programas y Centros de la Fundación Montemadrid; Alfredo Verdoy SJ, Director de los Archivos Históricos de la Provincia; y Javier León Gómez, quien moderó la conferencia, de la Editorial Séneca.
El libro, como cuenta Carmen García de Andrés en su contraportada, se trata de una investigación sobre una vida dedicada a la educación de niños y jóvenes con vidas difíciles y escasas oportunidades para prosperar. Para Luis, su autor, este libro va de docentes en tiempos difíciles “viene mi nombre, pero en realidad se trata de una obra dialógica, nace de un profundo diálogo, delicado, a veces tenso… sobre lo que significa ser maestro” reconoce.
Luis recuerda el proceso creativo y de investigación hasta la publicación “no sabíamos por dónde empezar porque esto era muy grande, se nos hacía muy grande porque la propia obra era muy grande… está claro que nadie olvida a un buen maestro” agregó. Pero va más allá al enlazar la historia de estos dos hermanos con la misión del maestro en la actualidad “no solo iba sobre Juan y Demetrio, trata sobre nosotros mismos como profesionales y docentes y el eco que tiene un buen profesor en la vida de los estudiantes” añade Luis.
Es imposible haber escrito esta historia, como cuenta el autor, sin haber indagado a fondo en los archivos de la Compañía de Jesús. Para el jesuita Alfredo Verdoy, la publicación del libro se trata de un trabajo bien hecho “que ha nacido también con nuestro tiempo y ganas de servir, lo que constituye un motivo de alegría” celebra. Y es que, como cuenta Alfredo, el trabajo archivístico de la Provincia “es muy exigente, y está claro que sirve para mucho, como por ejemplo para que este libro pueda ver la luz”.
Cristóbal, por su parte, mira al presente también, porque para él rendirles tributo a los hermanos De Andrés “significa asomarse a las aulas renovadas y ver que el futuro esta delante de nuestras narices” explica. En lo que respecta al libro físico en sí, Javier quiso poner el ojo en la portada “la frase que sale en la parte superior refleja un acto revolucionario de una historia preciosa y que merece la pena celebrar” detalla. Una historia preciosa sí, pero no exenta de dificultades como reconoce Carmen “era un barrio complicado, mi abuelo Juan se vino a vivir aquí y eso me impacta, porque puedes tener vocación para enseñar, pero implicarte y complicarte de esa manera… eso sí es pura vocación y me impacta”.
“En el aspecto histórico, permite conocer el espíritu apostólico y la vinculación de jesuitas y laicos en una obra común. Nos permite entrar, ver, sentir y vivir una escuela de aquellos tiempos, una escuela de barrio que se estaba construyendo y haciendo” explica Alfredo. Y si pudiéramos resumir el libro en una pregunta sería: ¿Por qué se quedaron aquí sabiendo lo complejo que era el lugar? Y esa respuesta, confiesa el autor “es la que espero que encuentre cada lector, que transite por esta historia de manera que sepa responder a eso” concluyó Luis.