Publicado: Miércoles, 25 Septiembre 2024

Agradecimiento y comunidad, dos esenciales para vivir

La Red de Hospitalidad que impulsa la Fundación Migra Studium y que cuenta con la colaboración del conjunto de la plataforma apostólica de la Compañía de Jesús en Cataluña, ofrece desde 2017 acogida a personas migradas o solicitantes de asilo. Lo hace a través de familias que abren sus puertas de casa, ofreciendo el propio hogar, también en comunidades o pisos, donde se generan vínculos entre las personas solicitantes de asilo o migrantes y las familias y comunidades que las reciben. Compartiendo la vida cotidiana, la persona acogida va dando pasos para su formación, estabiliza su situación y puede continuar su proyecto vital.

Y forma parte de esta cotidianidad incorporar el tiempo libre y las vacaciones: poder salir de la ciudad, convivir en otros espacios y permitirse disfrutar de actividades menos habituales. Por este motivo hace ya cinco años que desde la Red de Hospitalidad se organizan en agosto unos días de convivencia y naturaleza en el Pirineo, en el pueblo de Senet, en una casa cedida por el colegio Claver de Raimat. Este año, durante una semana, once personas acogidas en la Red, cuatro familias voluntarias y el equipo técnico de la Red participaron en la experiencia.

Fueron días para conocerse y convivir, compartir lo cotidiano y disfrutar del entorno y la compañía. Durante las mañanas, las excursiones hicieron posible conocer lugares preciosos: la cima del Mulleres, el Lago Redon, los Besiberris, ríos y embalses diversos... Y por las tardes, el espacio distendido para compartir permitió generar debates interculturales e interreligiosos muy interesantes. Hubo momentos para los juegos improvisados, para conocer poblaciones como Vielha o Arties, para cocinar juntos, o sencillamente para descansar y compartir.

El agradecimiento estuvo muy presente durante la experiencia. Cada noche, en asamblea, cada uno compartía en una frase, palabra o discurso más largo como había vivido el día y qué quería agradecer. Sin duda, uno de los momentos más especiales del día. Al finalizar la estancia, el último día, todas las personas que participaron valoraban la experiencia expresando también este sentimiento de agradecimiento, sobre todo por el contacto con la naturaleza y por haberlo podido compartir con los compañeros y compañeras.

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