San Ignacio, en la séptima regla de discernimiento de la primera semana (Ej. 320), anima a quien atraviesa un tiempo de desolación a reconocer "cómo el Señor le ha dejado en prueba en sus potencias naturales, para que resista a las varias agitaciones y tentaciones del enemigo; pues puede con el auxilio divino, el cual siempre le queda, aunque claramente no lo sienta". Con esta cita, Antonio Bohórquez SJ introduce el relato de una experiencia que une fe, esfuerzo y camino: la tercera edición de Iremos de noche, una peregrinación singular promovida por Magis Galicia.
El pasado 13 y 14 de septiembre, un grupo de diecisiete personas recorrió los 72,3 kilómetros del Camino Inglés, desde la iglesia de Santiago en la Ciudad Vieja de A Coruña hasta la Catedral de Santiago de Compostela, "sin parar, caminando de noche y de madrugada". El nombre de la experiencia no es casual. "Además de describir lo que hacemos, caminamos de noche, hemos querido unir la idea que expresa san Ignacio en su séptima regla de discernimiento —Dios, aunque no lo sintamos, nos ha dado fuerzas para seguir adelante en la dificultad— con los versos del poeta Luis Rosales musicalizados por Jacques Berthier para la comunidad de Taizé: De noche iremos, de noche, que para encontrar la fuente, sólo la sed nos alumbra", explica Bohórquez.
El jesuita reconoce que muchas personas "sienten en su interior un deseo de plenitud y superación que los lleva, en medio de la incertidumbre y de las sombras, a ponerse en camino y buscar". Y añade: "También es una experiencia compartida por muchos el haber experimentado que, aunque hayan deseado tirar la toalla ante las adversidades y dificultades de la vida, una fuerza mayor ha surgido de su interior y les ha ayudado a continuar".
Caminar en comunidad, señala Bohórquez, "poniendo el cuerpo al límite nos ayuda a hacer la analogía entre lo espiritual y lo puramente físico". Son ya tres ediciones y en cada una el grupo de peregrinos se ha ido incrementando: "La primera vez nos pusimos en camino un grupo de nueve personas y llegamos a Santiago seis. La segunda vez echamos a andar ocho y concluimos la peregrinación el mismo número que la primera. Esta última vez, el grupo formado por diecisiete personas llegó al completo a Compostela".
No es casual que el grupo vaya a más, porque la experiencia deja huellas y ecos imperecederos: "En primer lugar, los retos de la vida exigen preparación. Segundo, Dios nos ha dado más fuerza de la que pensamos para afrontar las dificultades de la vida y, por último, caminando juntos alcanzamos metas más plenas".
Para saber si hay una cuarta edición y cuándo se celebra, basta con prestar atención a Magis Galicia. Lo que comenzó como un desafío nocturno se ha convertido en un signo de que, incluso cuando parece que la oscuridad nos rodea, la fe y la sed de Dios iluminan el camino.