Una cuestión urgente se centró en la inquietud por el futuro de Europa, a la que se ha dedicado el debate de todo el año 2025. Natividad Fernandez Sola, Catedrática de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales de la Universidad de Zaragoza, Cátedra Príncipe de Asturias en la Georgetown University, puso en su contexto la pérdida de peso internacional de Europa. Situó su inicio en la crisis económico-financiera de 2008, seguida de un declive económico y demográfico acentuado, caída en la investigación y competitividad tecnología, y notoria desubicación ante los conflictos internacionales a causa de su propia fragmentación y falta de unidad política. José Ignacio Salafranca, Diputado durante 20 años del Parlamento Europeo por el Partido Popular Europeo, vicepresidente de la Fundación Euroamérica y de la Sección Española de Consejo Federal del Movimiento Europeo (antiguo alumno del Colegio del Recuerdo), concluyó que la Unión Europea necesita reinventarse para hacer frente a los retos que plantea el mundo en 2025, totalmente distinto al de 1957. Debe aspirar sobre la base de sus capacidades a liderar un nuevo multilateralismo basado en los valores que inspiran su propio proyecto político. En el largo debate posterior hubo acuerdo en que para ganar el futuro europeo hay que responder no sólo al cómo de las instituciones sino también al para qué. ¿Para qué merece la pena el esfuerzo? ¿Qué puede y quiere aportar Europa? ¿A qué están dispuestas a renunciar las nacionalidades para llegar unir un proyecto europeo?
En el SIP se propuso la necesidad y posibilidad de explicar a Europa el mundo árabe. A través de un curso de 20 horas se encargó de ello Bichara Khader, palestino cristiano, Profesor emérito de Ciencias Políticas de la Universidad Católica de Lovaina y fundador en ella del Centro de Estudios sobre el Mundo Árabe Contemporáneo. En su curso se fue revisando la historia del mundo árabe, el imaginario colectivo mutuo que separa a occidente entre occidente de los árabes y el Islam, la implicación de religión, sociedad y cultura, y la situación económica, en especial con la geopolítica del agua y la energía, y las migraciones.
Aprovechando presencia y autoridad intelectual del profesor Khader, se invitó en una sesión pública a pensar la posibilidad de encontrar una solución justa y duradera después de los tristes acontecimientos de odio que han arrasado con muerte y destrucción del territorio. El salón estaba lleno no sólo de oyentes sino de personas afectadas emotivamente por la magnitud de la tragedia. El ponente hizo con enorme capacidad de comunicación una exposición que recorrió los mitos o bulos sobre el pueblo palestino y el conflicto. Presentó los cuatro difíciles caminos que entendía se presentan para el futuro sin que sea posible aventurar por ahora cuál podría ser no sólo posible sino realizable.
El último foro quería atreverse a una mirada desde las religiones sobre este nuevo panorama geopolítico. Fue conducido por la periodista de la Cadena Ser, Eva Pérez Sorribes, y estuvo encomendado a José V. Casanova, Profesor emérito de Sociología de la Religión y Senior Fellov en el Berkley Center for Religion, Peace and Word Affairs en la Georgetown University de Washington. Su obra de 1994 Public Religions in the Modern World, traducida a muchos idiomas, significó una revisión de la tesis ilustrada habitual de la desaparición de la religión del espacio público y su confinamiento al privado.
Examinó los rasgos del mundo en el tiempo caracterizado por las recientes descolonizaciones y que ahora se derrumba. Se intenta incapacitar al multilateralismo y a la ONU para los fines para la que fue creada, y las fuerzas y potencias que pretenden liderar el futuro del mundo carecen de una una visión global. Frente al mundialismo se está imponiendo el “nativismo”. Es éste un concepto importante con la permanente fragmentación que supone de cualquier interés universal y cooperación. Europa sólo podría tener valor en el futuro si asume el papel de dar voz a pueblos que en esta nueva geopolítica
mundial quedan sin voz. Pero eso no se percibe en estos momentos Esta misma corriente busca un sometimiento de lo religioso al nativismo. El peligro lo han visto los dos últimos papas y han reaccionado con lucidez. En realidad en medio de la nueva geopolítica de las potencias que quieren someterla a sus intereses particulares, los dos papas y otros líderes religiosos son casi las únicas voces con autoridad que se escuchan. El cristianismo vuelve a proponer el universalismo frente al nativismo egoísta, y la fraternidad frente a la confrontación del odio Si el conflicto humano fundamental para Hegel era el entre Señor y Siervo. y para Marx entre las clases explotadoras y las explotadas, el actual es la oposición del nativismo a la universalidad y los valores de la fraternidad. Los encuentros interreligiosos entre religiones particulares pero con sentido de lo universal están uniendo a tradiciones religiosas en cuestiones claves de humanidad que otras instancias políticas y económicas han abandonado.