Semblanza del P. Miquel Lop SJ

Hay un refrán que dice que "cuando un anciano muere, muere una biblioteca". Cuando estos días veía cómo se extinguía Miquel, pensaba que no sólo nos dejaba un compañero, sino que nos deja una verdadera biblioteca de conocimiento de la Compañía de Jesús, de sus orígenes y de los sus primeros tiempos. También nos deja una fuente de conocimiento preciosa de los lugares ignacianos en Barcelona, con detalles y anécdotas que siempre explicaba y eran tan interesantes. La mejor era aquella de quedarse señalando una casa del barrio antiguo de Barcelona y decir: “este es el lugar más importante para mí de la ruta, un lugar que sin lo que pasó allí, no estaríamos aquí.” Y añadía: “¡sí, ésta es la casa donde nací!”, provocando la sonrisa de los presentes.

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