El P. General invita en Córdoba y Úbeda al discernimiento en común y a dejarnos ayudar por los jóvenes
A primera hora de la mañana de hoy el P. General se trasladaba a Córdoba para participar en el segundo congreso sobre san Juan de Ávila que se celebra en 2019 con motivo de su año jubilar que conmemora el 450 aniversario de su fallecimiento, el 125 aniversario de su beatificación y el 50 aniversario de su canonización. Convocado por el Cabildo Catedral de Córdoba, a través del Foro Osio, Arturo Sosa ha participado en el mismo con la ponencia «Hacia una iglesia sinodal que discierne: S. Juan de Ávila y S. Ignacio de Loyola, fuentes de inspiración».
San Juan de Ávila, patrono del clero secular español, se puede considerar precursor y protector de la Compañía de Jesús en Andalucía por su papel decisivo en su implantación y desarrollo. Intervino en la conversión de San Francisco de Borja SJ y tuvo un papel determinante para el ingreso de los jesuitas en Andalucía a través de la fundación del primer colegio andaluz, el de Córdoba, en 1553. También intervino en la fundación del colegio de Montilla y facilitó el ingreso de una treintena de sus propios discípulos a la Compañía. Está enterrado, a petición propia, en el templo de la Encarnación que la Compañía de Jesús cedió temporalmente a la iglesia diocesana en 2010.
Tras un encuentro con el obispo diocesano, D. Demetrio Fernández González, en el palacio episcopal cordobés, el alcalde de la ciudad, José María Bellido inauguró el congreso, en el que también van a participar varios jesuitas. Un poco antes de pronunciar su conferencia, el P. General y su comitiva pudieron disfrutar de una visita guiada por el interior de la mezquita-catedral y contemplar su belleza y contrastes, así como acceder al mihrab de la mezquita, que habitualmente está cerrado al público.
El p. General, en su conferencia, propuso que la experiencia espiritual de San Juan de Ávila y San Ignacio de Loyola inspire la renovación que la iglesia desea, a la luz del espíritu, para lo cual necesita «la escucha atenta de la Palabra y afinar el discernimiento en común, dimensiones sustantivas de la experiencia espiritual, vividas en profundidad por ambos santos». Ambos vivieron un cambio de época que exigió una muy difícil renovación de la Iglesia Católica y para Arturo Sosa «el programa del Vaticano II sigue buscando cómo hacerse carne viva y rostro de la Iglesia Católica», algo que según él se materializa tanto en el modo en que ejerce su ministerio petrino el Papa Francisco como en las tensiones creadas a su alrededor.
El discurso, muy ignaciano, y centrado en la primera Preferencia Apostólica, condicionó el ser iglesia sinodal –definida por “ser guiada” por el Espíritu Santo- a la necesidad del discernimiento apostólico en común. Arturo Sosa explicó en qué consiste este discernimiento y qué condiciones previas necesita esta experiencia: dejar atrás la seguridad (la indiferencia ignaciana), vivir de la confianza en Dios y hacerse capaz de percibir las señales que Él nos va indicando, gracias al ejercicio de la escucha de su palabra, de la oración y de la contemplación. Destacó también Arturo Sosa cómo la humildad es una actitud básica para hacer la voluntad de Dios y se expresa en una vida austera y en la “auténtica cercanía a los pobres” que demostraron en su vida ambos santos. Destacó otras virtudes de ambos santos que ayudan a este discernimiento en común como es la confrontación con otras personas, la sólida formación académica y el cultivo del pensamiento.
En paralelismo a una iglesia sinodal, que debe avanzar en el discernimiento en común para seguir la voluntad de Dios, y dado que este se produce en la sociedad secular invitó Arturo Sosa a ver “la secularización, y el mundo secular que surge de ella, como uno de los modos cómo el Espíritu nos está hablando y guiando en este tiempo.” Preguntémonos “sinceramente, qué nos está diciendo el Señor a través de la secularización, hacia dónde nos lleva el Espíritu Santo a través de ese camino que está viviendo la humanidad”, interpeló el P. General.
Por último, desmenuzó las cuatro claves del discernimiento en común: la participación de la totalidad de la persona, a saber, de sus sensibilidad, afectividad, inteligencia y conciencia; establecer bien quiénes participan en el proceso, por qué y en qué condiciones; dejar muy claro cómo se tomará la decisión final y la práctica de la “conversación espiritual” como instrumento más adecuado.
Escuela de Magisterio de Úbeda: Una tradición viva
La tarde del 21 de noviembre el P. General se desplazó a Úbeda (Jaén) para celebrar el 75 aniversario del Centro Universitario Sagrada Familia de Úbeda. Ante los directores de los 32 centros educativos de la zona sur, y en su intervención, “Una tradición viva en el contexto de los 75 años de la Escuela de Magisterio”, Arturo Sosa relacionó la historia de vida de esta escuela con el nuevo documento sobre la educación que acaba de presentar la Compañía “Colegios Jesuitas: Una Tradición viva en el Siglo XXI. Un ejercicio continuo de discernimiento”. En el se señala que “el mejor homenaje que podemos ofrecer a nuestra larga tradición en educación es poder explorar nuevos modelos, modos creativos e imaginativos, para ofrecer nuestra visión espiritual y experiencia educativa a nuestros estudiantes y sus familias”.
El General dedicó unas cariñosas palabras a la Escuela de Magisterio cuyo fin fundacional y su historia son precisamente “un buen ejemplo de Tradicion viva”. Porque, siendo fieles a la idea fundacional - de formar personas y maestros y maestras, para y con los demás, con una actitud innovadora y una perspectiva de profundidad y responsabilidad social que lleva aparejada la vocación de trabajar por el cambio social en una comarca, provincia y región que, poco después de la guerra civil española, tenía pocos recursos- han sabido adaptarse a los tiempos en sus 75 años de vida.
Ahondando en el documento explicaba cómo “Una tradición viva” tiene tres partes interconectadas: reflexionar sobre los documentos fundacionales, abordar la nueva realidad del mundo, y en tercer lugar ofrecer los “10 identificadores globales” que deberían estar presentes en cualquier escuela de la Compañía de Jesús. En ese sentido, el P. General enumeró numerosas prácticas que en la actualidad los colegios de educsi del sur de España implementan siguiendo estos indicadores.
Ubicó a continuación la tradición viva en el contexto de la tercera Preferencia Apostólica Universal, “Acompañar a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador”. “Son los jóvenes, con su perspectiva, quienes pueden ayudarnos a comprender mejor el cambio de época que estamos viviendo y su novedad esperanzadora”, por lo que “crear y mantener espacios abiertos a los jóvenes en la sociedad y la Iglesia es una contribución que pueden hacer las obras apostólicas de la compañía de Jesús”, algo que nos exige coherencia de vida, profundidad espiritual y apertura para compartir la vida y la misión.
Por último, en el encuentro con los directores respondió a varias de sus preguntas como la relativa a los abusos en el seno de la Compañía. Al respecto reconoció el primer desconcierto que generó, la sacudida tremenda que supuso, pero aportó esperanza al reconocer que la Compañía ha tenido “la capacidad de reconocerlo, la apertura para escuchar a las víctimas y de ahí cambiar nuestras propias actitudes”.
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