Publicado: Lunes, 11 Mayo 2020

Un grupo de jesuitas sigue reforzando el servicio en las enfermerías de Alcalá y Villagarcía

Siguiendo la estela de jesuitas que se enfrentaron cara a cara a la enfermedad como san Luis Gonzaga y el beato Juan Beyzym, un grupo de jesuitas, la mayoría de ellos escolares de la etapa de teología, atienden desde hace semanas a sus compañeros mayores de las enfermerías de Alcalá de Henares (Madrid) y Villagarcía de Campos (Valladolid). La iniciativa partió de ellos, cuando algunos escribieron al provincial para solicitarle poder acudir al hospital de Ifema de Madrid o a alguna de las enfermerías de la provincia. La experiencia está siendo dura porque un grupo de compañeros jesuitas han fallecido y otros han enfermado, pero tanto los escolares como los mayores atendidos destacan que está siendo una vivencia fuerte del cuerpo de Compañía.

Los primeros en llegar a Alcalá de Henares fueron Álvaro Lobo (enfermero) y Manu Santamaría. Atendían a algunos de los enfermos de Covid-19 en la Casa de ejercicios, para mantenerlos apartados del resto. Luego llegó Jaime Espiniella (enfermero) y Luis Delgado y para ayudar en la comunidad, Pepe Castillo, Nacho Narváez, Iñigo Merello y Alberto Cano (médico). Todavía permanecen muchos residentes aislados en sus cuartos.

Su superior, Rafa Mateos se reafirma en lo que ya dijo en su escrito, “Desde mi confinamiento”, publicado en infosj, que está experimentando lo que decía Francisco Javier desde la lejanía: “Compañía de Jesús, compañía de amor”. También durante estos dos meses, “desde la cercanía, desde el contacto diario con los escolares (teólogos y maestrillos) que nos están ayudando tanto en la comunidad, en la enfermería e incluso en la zona de aislamiento de la casa de oración. Su disponibilidad para todo, su atención a los mayores y enfermos, su ir a Madrid para recoger en el laboratorio los PCR y las serologías. Algunos tuvieron que irse a Villagarcía, porque, en ese momento, hacían más falta allí. Absoluta disponibilidad ‘allí donde se espere más servicio de Dios y ayuda de los prójimos’. Es vivir esta Compañía de amor, esta unión entre jesuitas mayores y jóvenes, que se ayudan, se preocupan los unos por los otros. Creo que, tanto para ellos como para nosotros, está siendo una experiencia fuerte de Compañía”.

A la enfermería de Villagarcía de Campos (Valladolid), donde varios empleados estaban de baja, acudieron primero Borja Miró (médico) y Alberto Estévez. Desde hace semanas cuentan también con la ayuda de Enric Puiggròs -delegado de vocaciones de la provincia- y de Jaime Espiniella y Luis Delgado. Para el superior, Salvador Galán sj, su presencia “ha sido y es una bendición de Dios. Amén del excelente trabajo que están realizando con profesionalidad y entrega total, está el apoyo moral que ha supuesto para la Comunidad y, sobre todo, para el personal de servicios de la casa. Están dando un testimonio de lo que es la Compañía, un cuerpo”. Y por eso, continúa “Han devuelto confianza y alegría a todo el personal. Para ellos y para la Provincia, el agradecimiento de la Comunidad de Villagarcía, que lo expresamos en nuestras oraciones por todos”.

Han sido semanas de mucho trabajo. Los escolares sin formación sanitaria han aprendido a marchas forzadas a ejercer de auxiliares. Ninguno de ellos se ha contagiado. Varios continúan aún en Alcalá y Villagarcía. Otros, que ahora están de exámenes, tras dejar las enfermerías han tenido que pasar dos semanas confinados en sus cuartos, como medida preventiva. A varios de ellos les pedimos reflexionar sobre esta experiencia. Lee sus respuestas en esta entrevista.

 

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