
Un incendio obliga a los benedictinos a refugiarse en Javier
La madrugada del 15 de junio fue tormentosa. Lluvia y rayos se hicieron presentes en el la sierra de Leyre, en Navarra. La mala fortuna quiso que uno de estos rayos provocara un incendio que, según las informaciones, ha arrasado ya con más de 700 hectáreas de bosque.
Esa misma mañana, alrededor de las seis, el panadero se acercó al monasterio de Padres Benedictinos de Leyre. Mientras les entregaba el pan diario, les informaba de esta situación. "Más o menos después del almuerzo, vino la policía foral a avisarnos de que se acercaba el incendio y que estuviéramos preparados para salir", narra el padre Oscar Jaunsaras, prior del monasterio. A las seis de la tarde, el humo del ambiente obligaba a la comunidad a desalojar el edificio, camino del Santuario de Javier, a pocos kilómetros de allí.
El Monasterio de Leyre cuenta con 22 monjes, algunos de ellos de edad avanzada. El superior de la Comunidad de Javier, José María Vicente, SJ, pudo prepararles un espacio a 18 de los frailes. Tres de ellos, entre los que se cuenta el abad, se encuentran en el monasterio y, de momento, no van a tener que abandonarlo. El hermano restante está de viaje.
"Les hemos dejado la Casa de Ejercicios", nos cuenta José María, "ha sido complicado, porque estos días tenemos con nosotros un grupo de 400 jóvenes de algunos colegios de la Compañía, que vienen de peregrinación". Cada uno de los monjes cuenta con su propia habitación y los jesuitas de Javier les han habilitado un comedor y un oratorio para ellos. Los monjes están pudiendo hacer vida normal, "como si estuviéramos en el monasterio", dice el padre Óscar, que, además, añade que "es una bendición tener a los jesuitas aquí cerca".
El cambio en la dirección del viento está favoreciendo la extinción del incendio. Es posible que a lo largo de esta tarde del día 16 o mañana, los padres benedictinos puedan volver a su monasterio con total seguridad.