El arzobispo de Burgos inaugura la exposición de los jesuitas en Oña (Burgos)
El arzobispo de Burgos, Mario Iceta, el provincial de España de la Compañía de Jesús, el recién nombrado Enric Puiggròs y el jesuita saliente de este cargo, Antonio España, así como representantes de la administración local y provincial inauguraron este sábado la exposición en memoria y gratitud a la presencia jesuita en Oña y su comarca, Burgos. Comienza así un programa de actividades de homenaje para agradecer la huella fructífera y humanista de los jesuitas en el Monasterio de San Salvador durante los años 1880-1967. La exposición recoge esos 90 años a través de imágenes y paneles que reflejan la misión apostólica de aquellos jesuitas jóvenes, estudiantes de Teología, que brindar a la sociedad burgalesa su inquietud cultural y artística, tan enriquecedora como determinante para el desarrollo y futuro de muchas generaciones.
El párroco de Oña, Bonifacio Cuesta, abrió el acto con palabras de bienvenida a los asistentes y de motivación del sentido de gratitud y memoria que ha inspirado el programa. Los paneles, principalmente dotados de recuerdos fotográficos e información histórica, iluminan esa huella religiosa, cultural, social y de gran creatividad. Enric Puiggròs destapó simbólicamente uno de esos paneles que recoge los hitos históricos de esta presencia jesuitas: la compra de edificio, la apertura del noviciado y etapas de la propia historia de la Compañía de Jesús, como su expulsión en 1931.
Durante el recorrido de la sala, los invitados compartían anécdotas, recuerdos de generaciones anteriores y nombre de insignes jesuitas que también vivieron en Oña: Arrupe, quien partió de esta comarca al exilio; Rutilio Grande, que se ordenó sacerdote en su hermosa iglesia y algún vecino mantuvo amistad con él; o el padre Huidrobo, al que se encomendó la tarea de recoger y dejar a buen recaudo la valiosa biblioteca en la expulsión.
Según destacó Joaquín Barrero, representante de la Compañía en el comité organizador y uno de los cinco jesuitas que participaron en la inauguración, el gran concepto que marcó este acto entrañable fue el de gratitud. Continuará el programa el próximo 28 de julio, a las 12.30h. con la conferencia histórica de Alfredo Verdoy sobre esta esplendorosa etapa. El 29 de julio, se ofrecerán testimonios de aquellos burgaleses que tuvieron la fortuna de vivir aquella época. Y el 30 de julio finalizará este homenaje con la misa de clausura a las 13h. en la iglesia de San Salvador.
El paso de los jesuitas durante casi 90 años (1880-1967) dejó una huella indeleble en esta zona, más allá de la docencia en el Colegio Máximo y en la Universidad Pontificia a decenas de promociones juveniles. Su misión apostólica trascendió y aquellos jesuitas jóvenes, estudiantes de Teología, brindaron a la sociedad burgalesa su inquietud cultural y artística tan enriquecedora como determinante para el desarrollo y futuro de muchas generaciones. Además de los servicios religiosos y catequesis propios de la congregación, prestaron ayuda social de diversa índole e impartieron clases de Literatura, organizaban talleres de teatro, convocaban concursos de literatura…Toda una acción de se convirtió con el tiempo en un bien cultural para esta zona burgalesa.