Publicado: Sábado, 10 Febrero 2024

La alegría de la elección de los nuevos diáconos

Con mucha ilusión y alegría un numeroso grupo de compañeros religiosos, familiares y amigos han acompañado a los seis jesuitas que se han ordenado diáconos esta mañana en Madrid. La ceremonia, presidida por D. José Cobo Cano, cardenal arzobispo de Madrid, se ha celebrado en la parroquia San Francisco de Borja.

Han concelebrado un grupo grande de sacerdotes y jesuitas y acompañando a Don José en el presbiterio estaban el P. Provincial, Enric Puiggròs SJ y el vicario de la vida consagrada de la diócesis de Madrid, el P. Elías Royón SJ, así como otros responsables de la Compañía de Jesús. También los han acompañado como lectores y acólitos, otros religiosos compañeros de su facultad de Teología (Universidad Comillas) y jóvenes de sus pastorales.

Los ordenandos, de entre 30 y 40 años, con más de diez años de formación, proceden de tres países y dos continentes distintos. En concreto, cuatro de ellos son españoles, los jesuitas: Oscar Cala (San Fernando, Cádiz), Alvaro Zapata (Granada), Juan Boronat (Valladolid) y Pedro Rodríguez (Córdoba). Y junto a ellos se han ordenado, el estadounidense Patrick Hyland SJ y el rumano Alexandru Ionut Duma SJ.

La mayor parte de la ceremonia se ha desarrollado en español, si bien un gran número del repertorio de canciones han sido interpretadas en inglés por el coro de la parroquia Our Lady of Mercy, junto al coro ignaciano de Madrid.

Al inicio de la ceremonia, el provincial Enric Puiggròs ha contestado al obispo que todos ellos eran dignos de recibir el sacramento. Durante su homilía, D. José Cobo ha enlazado reflexiones de todas las lecturas (Isaías 61, 1-3; Salmo 22-23; 2º Tim 4,12b-16; Ev. Juan 21, 15-17) y se ha dirigido a los ordenandos  transmitiéndoles "la alegría de la elección" por haber sido escogidos para este nuevo ministerio. En sus palabras ha explicado que con Isaías, al saber que el espíritu del Señor estaba sobre él, se inició un proceso de esperanza para todo el pueblo que nos remite a Jesús, “una cadena sagrada de voces a la que queremos incorporar vuestras vidas” y así “en tiempos donde es complejo el “Sí”, os atrevéis a incorporaos a esta cadena de servicio que es la Iglesia”. Para Cobo, el secreto de esta nueva misión “está en tener una relación sincera con el Señor”, para como dice San Ignacio “amar más en las obras que en las palabras”, y de este modo no poder perderse. A los jesuitas que se iban a ordenar les recordó que su “Sí” es el resultado de un largo proceso que está basado en una experiencia fuerte de Dios. Equiparó su “Si” con un salto al vacío, que adjetivó como generoso y sincero, aunque inevitablemente arriesgado. Pero por ello les dio también una fuerte bienvenida en este viaje en el que no estarán solos porque la iglesia, la Compañía, sus familias y todo el pueblo de Dios estarán con ellos. Asimismo, dio gracias a Dios por el regalo de estos nuevos diáconos para la Iglesia y les encomendó centrarse en la esencia de la Iglesia: el servicio. Concluyó como había empezado, remitiéndose a la alegría porque “Dios se alegra de nuestra felicidad”.

La ceremonia ha tenido varios momentos clave. El rito esencial de este sacramento es la imposición de manos del obispo sobre la cabeza del ordenando, signo que indica la transmisión de un oficio, la comunicación de la fuerza y el don del Espíritu Santo para desempeñarlo debidamente. Otros momentos significativos del rito han sido la oración de las letanías mientras los ordenandos estaban postrados, la entrega a los recién ordenados de la estola (banda de tela estrecha), al modo diaconal (cruzada) y la dalmática (vestidura litúrgica que se pone por encima del alba) por parte de sus padrinos, quienes les han ayudado a ponérselas. Y, por último, la entrega del libro de los Evangelios y un abrazo de paz que les ha dado el obispo.

En nombre de todos los nuevos diáconos, Pedro Rodríguez SJ ha pronunciado la acción de gracias que ha comenzado con una amplia petición de perdón, siguiendo el mandato de San Ignacio quien dijo que para que agradecimiento sea sincero primero hay que pedir perdón. Y, dirigiéndose a sus familias, amigos, compañeros y a la Compañía de Jesús ha agradecido el que “a pesar de conocernos, habéis refrendado la llamada” y “nos habéis ido enseñando como teníamos que ser jesuita”. También tuvo palabras de agradecimiento para todos los que han hecho posible esta bonita ceremonia.

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