Publicado: Viernes, 12 Abril 2024

Acompañar y fructificar: Segunda Jornada del Encuentro de provincia

Comenzó la mañana de este segundo día del encuentro con un momento de oración guiado por Fonfo Alonso-Lasheras SJ, Marta Medina y Javier Bestard. A continuación, David Cabrera SJ fue el encargado de introducir un nuevo verbo que nos ayudará a avanzar en nuestro recorrido de estos días: «ACOMPAÑAR».

«La comunidad evangelizadora se dispone a acompañar. Acompaña a la humanidad en todos sus procesos, Por más duros y prolongados que sean. Sabe de esperas largas y de aguante apostólico. la evangelización tiene mucho de paciencia, y evita maltratar límites.« (EG, 24)

Con esta cita comenzaba David su presentación, en la que se centró en lo que significa acompañar procesos. No hay una única definición de lo que es acompañar, pues en realidad estamos hablando de muchas relaciones muy diferentes. Lo que hay son algunos elementos que forman parte de toda relación de acompañamiento, también -y especialmente- los procesos de transmisión de la fe: La cercanía (estar “junto a”); Dos preguntas hemos de hacernos: (1) ¿Qué procesos atisbo? y (2) ¿Cómo puedo acompañarlos? Hay algunos requisitos que son necesarios para todo proceso de acompañamiento: La paciencia y el reconocimiento de los límites (propios y ajenos). Límite no es “limitación” en un sentido peyorativo. Es, simplemente, un principio de realidad y verdad. Acompañar es ser testigo de caminos de ida y vuelta en otros.
La composición de lugar es ese momento en que los discípulos “Se fueron a estar con él y empezaron a contarle todo lo que habían vivido en la misión”. Este texto en Marcos, antesala de la multiplicación de los panes y los peces, describe muy bien lo que es el acompañamiento. Tres elementos hay ahí: (A) Relación con Jesús, (B) compartir la misión y lo vivido, y (C) descanso.
Cuatro pasos son esenciales en el acompañar procesos: (1) La intimidad con el Señor del acompañante (2) Luces y sombras, trigo y cizaña que se va descubriendo en el acompañamiento; el acompañamiento busca disipar sombras y proponer o reforzar luces, pero a un ritmo natural, sin forzar cambios que, si se precipitan, pueden dañar; (3) descalzarse ante el terreno sagrado que es el otro; (4) transparencia. El acompañante con su vida debería transparentar lo de Dios en uno, o hacer más visible a Dios en el mundo.

Por la tarde, un paso más. El verbo de referencia, 4º y último en este itinerario, es «FRUCTIFICAR». Para presentarlo, hemos contado con Luis Arancibia, delegado del sector social. De nuevo EG24 ayuda. Fructificar ocurre como en un segundo momento. A partir del texto evangélico de Juan sobre el Buen Pastor Luis propuso varios puntos para la oración y el diálogo posterior.
Desde la idea de que Dios en Jesús trae vida en abundancia.
El escenario es un mundo y una vida compleja, donde trigo y cizaña están entremezclados, un mundo habitado por Dios, que va por delante de nosotros. Dios que habita este mundo fascinante. Dios, ya resucitado. Hay algo misterioso en esto de fructificar. Hay plantas muy cuidadas que sin embargo no parecen arraigar, crecer, dar fruto... Otras veces las plantas dan fruto abundante aun teniendo poco cuidado. Y, sin embargo, el sembrador, en un acto de confianza plena, siembra.
Un segundo punto es que el Buen Pastor da la vida. Dar no es dar cosas, tiempo, palabras, sino darse. Más aún, hoy en día es darse “juntos”. Esa es una novedad hoy.
Tercer punto. He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia. El criterio último de fecundidad es que seamos fuente de vida para otros, y de vida en plenitud. Esta cita «El Dios en el que creemos es el Dios de la vida, y creer en él es creer en la vida de los más frágiles» (Gustavo Gutiérrez) sirvió a Luis para condensar lo que se entiende por vida en abundancia y experiencia de fe.
Los cristianos necesitamos tener una visión de esperanza para este mundo (Imanol Zubero). También eso es parte de la posible fecundidad de vidas entregadas.

De nuevo, tras la presentación, vino un bloque con oración personal, descanso y reunión por grupos.

La Eucaristía la presidió Fonfo Alonso-Lasheras, promotor vocacional de la provincia, acompañado por los delegados de la PA Ebro José Antonio Cañamares y Andalucía Oriental Pablo Ruiz. El texto de la multiplicación de los panes y los peces ayudó a establecer un paralelismo entre ese reparto de comida de Jesús y la capacidad de dar fruto que hemos estado viendo hoy.

Por la noche, después de cenar tuvimos una vigilia de oración en la sala, acompañada por la música del grupo TSNC, creado a partir de una experiencia MAGIS de la provincia. Un viaje hacia la esencia a través de la música -así se definía la propuesta- que nos fue llevando por la comunidad, la novedad, la diversidad de personas y situaciones, los encuentros y síes que jalonan nuestro camino, la importancia de plantar cara a miedos eligiendo quedarse allá donde Jesús nos llama. La experiencia de comunidad que se fundamenta en un amor que es nuestra esencia. Un amor que hay que aprender a contemplar al modo ignaciano, para desde ahí poder ofrecerse, como pan que se parte. Hasta ser uno.

Y con esto, terminamos el día. Mañana, más

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