
El jesuita que desmontó una 'fake news' en el s.XVI
¿Conoces a Ignacio de las Casas? Se trata de un jesuita granadino que nació en 1550, diez años después de que San Ignacio de Loyola fundara la Compañía de Jesús, a la cual entró con 22 años. En 1587 lo destinaron a Valencia para trabajar con los moriscos, aunque también estuvo en otras ciudades como Logroño o Palencia. Hemos hablado con el escritor de la novela 'El proscrito de Granada', Carlos Ballesta, quien ha rescatado del anonimato, con este libro, a este granadino que jugó un papel fundamental en el esclarecimiento del descubrimiento de los libros plúmbeos del Sacromonte.
La novela surge porque descubre, un día, en el Rastro de Madrid un manuscrito suyo: "Era sobre los descubrimientos de Torre Turpiana y los libros plúmbeos del Sacromonte de Granada, lo que despertaron mi interés en este personaje que no conocía y me puse a investigar", explica. De hecho, añade que es curioso cómo se pueden encontrar en el Rastro todo tipo de objetos y libros: "Estos últimos son los más interesantes, pero hay que dedicarle horas y horas".
Le intrigó que, aun habiendo estudiado de niño en el Sacromonte (donde se desarrolla parte del libro), nunca había oído hablar de Ignacio de las Casas: "Me pregunté cómo ese manuscrito había llegado al Rastro y creo que fue con la desamortización de Mendizábal al expropiar los bienes a los jesuitas, que fue a parar a una biblioteca privada y de aquí, siglos después, muy deteriorado, al Rastro" nos comenta Carlos.
El nombre de Ignacio era Lepe, aunque le llamaban Lepillo: "Al llegar a la Casa de la Doctrina del Albaicín, para educarse, era preceptivo cambiar el nombre morisco 'Lepillo' por uno cristiano" puntualiza el escritor. Él tomó el nombre de Ignacio de Loyola unido al nombre de su padre, Cristóbal de las Casas: "Al entrar en la Compañía adoptó definitivamente el nombre de Ignacio de las Casas" añade.
Centrándonos en la figura propia del jesuita granadino, Carlos Ballesta destaca su rectitud: "Su deseo de justicia y la educación y defensa de la Compañía de Jesús de la que formaba parte, junto a las misiones de catequización en lengua de los nativos a cristianizar". Además, De Las Casas era un adelantado a su tiempo porque podemos decir que desmontó una Fake News, término que hoy se usa mucho: "Su deseo de conocer la verdad, de llegar al fondo de la cuestión y de los problemas fue lo que hizo que no aceptase las versiones establecidas y quisiera conocerlas desde su inicio", cuenta. Realmente, razona Ballesta, es lo que hoy se puede entender como labor de investigación: "Ignacio de las Casas tenía un espíritu investigador del siglo XXI en el siglo XVI, era un adelantado a su tiempo".
¿Por qué fue tan clave que Ignacio confirmara la autenticidad de los documentos? Ignacio, como nos cuenta el escritor de la novela 'El proscrito de Granada', era una autoridad mundial: "Era un respetado teólogo y tenía mucha influencia en Roma, si Ignacio confirmaba estos documentos se terminaría la disputa entre los que estaban a favor y en contra de los libros y el arzobispo Pedro de Castro".
Para finalizar, Carlos nos cuenta las consecuencias de que esos documentos fueran confirmados por el jesuita granadino: "Si esa veracidad se confirmaba, como se refleja en el libro, conseguiría que la Iglesia de Granada, como Toledo o Santiago, fuese Primada de España y el Sacromonte (el sueño de su vida) lugar de peregrinación como lo era Santiago de Compostela, pero Ignacio antepuso la verdad al sueño del arzobispo, aun en detrimento de su Granada natal".