
La formación en Liderazgo Ignaciano avanza más de una década después
Un año más, los meses de enero y febrero han servido de fecha de conclusión y relevo de nuevas promociones del curso de formación en Liderazgo Ignaciano que se ofrece como parte del Itinerario Formativo para la Misión Compartida de la Provincia. A finales de enero en Dos Hermanas, y a mediados de febrero en Loyola, dos grupos (GL15 y GL16) de casi 30 personas, todas ellas colaboradoras en obras y sectores de toda la Provincia, concluyeron el último de los cuatro módulos que configuran este curso y recibieron el correspondiente diploma de manos de los delegados de las Plataformas Apostólicas (Suroccidental) o responsables de formación, en nombre del Provincial de Jesuitas España, Enric Puiggròs SJ.
Y con una semana de diferencia, dos nuevos grupos (GL17 y GL18) tomaron el relevo participando en su primer módulo. Este curso de Liderazgo ignaciano pretende transmitir y fortalecer el modo de proceder ignaciano en nuestras obras, al tiempo que favorecer la creación de vínculos y un conocimiento mutuo entre directivos de distintos sectores y plataformas. Los cuatro módulos que se cursan llevan como títulos: 'Conocimiento personal para un liderazgo ignaciano'; 'Construir un cuerpo al servicio de la misión'; 'Impulsar una visión'; y 'Proyecto personal al servicio de la institución'.
A través del testimonio personal sobre el fruto recibido, que nos ofrecen dos participantes de las promociones que terminan, podemos acercarnos a lo que supone esta formación que integra, de un modo teórico-práctico las dimensiones: personal e institucional, profesional y espiritual.
Marta Aguilar, de la Universidad de Deusto (GL15, Dos Hermanas) cuenta que el curso de liderazgo ignaciano en Dos Hermanas ha sido un regalo para el alma: "Ha sido una experiencia de convivencia con Dios, con mi grupo y conmigo misma, una oportunidad para profundizar en la figura de San Ignacio y en la Compañía, un alto en el camino en el que acallar los ruidos externos y dejar paso al silencio para que Él te hable y te abrace", expresa. Añade que ella sintió ese abrazo en un momento en el que lo necesitaba: "Este curso ha sido medicina para el espíritu, puerto de refugio en la tormenta porque llegó cuando lo necesitaba y me siento agradecida y afortunada por haberlo vivido" añade.
Por su parte, Lucía Girón, de la Universidad Pontificia Comillas (GL16, Loyola), explica que participar en el programa ha sido una experiencia profundamente significativa que, sin duda, tendrá un impacto en su trayectoria personal y profesional:"Ofrece mucho más que una formación en liderazgo, es la oportunidad de vivir un proceso de discernimiento personal y autoevaluación sobre la vocación de vida y la capacidad de liderar desde el servicio y el propósito", añade. Este curso propone un modelo que trasciende el éxito individual: "Aquí liderar es entendido como un acto de servicio y una oportunidad de contribuir al bien común, poniendo siempre en el centro a las personas y la búsqueda de un propósito compartido", explica Lucía.
Es un liderazgo, cuenta Lucía, que interpela y no se conforma con la superficialidad:"Invita a transformar las organizaciones, los equipos desde valores profundos y auténticos, lo que hace único este programa es su capacidad de unir la excelencia profesional con la riqueza espiritual" detalla. Para ella ha sido especialmente valioso compartir este espacio con compañeros comprometidos que comparten la misma inquietud por liderar desde el compromiso y la vocación de servicio: "Hoy entiendo que liderar no es simplemente alcanzar metas, sino inspirar, acompañar y construir junto a otros, desde una perspectiva de fe y de servicio, así que este enfoque me ha confirmado que nuestra vocación no es solo profesional, sino que también es un impacto llamado a transformar nuestra realidad desde el amor y la justicia".