La Compañía reafirma su compromiso con Palma
La Compañía de Jesús ha reafirmado su compromiso histórico, educativo y social con Palma de Mallorca a través de una serie de actos y encuentros institucionales celebrados los días 30 y 31 de octubre, encabezados por el Provincial de España, Enric Puiggròs SJ. Estas jornadas han mostrado la voluntad de la Compañía de mantener, custodiar y cuidar el patrimonio recibido, continuar la labor educativa iniciada hace más de 464 años y visibilizar su compromiso social y pastoral con la sociedad mallorquina.
El jueves 30, el Provincial inició su visita institucional. A las 17:30 h, visitó la Fundación Monti-Sion Solidària, donde se firmó el contrato de comodato para la cesión de la segunda planta del edificio de la calle Ciudad de Querétaro, 2, propiedad de la Compañía, a esta entidad social. Este gesto simboliza la voluntad de compartir parte del patrimonio jesuita con una institución que encarna los valores de servicio, acogida y solidaridad, y que desarrolla una reconocida labor con las personas más vulnerables de la isla.
El viernes 31, las actividades comenzaron con una visita a Montesión para conocer de primera mano el trabajo de inventario patrimonial desarrollado en el conjunto histórico. Esta labor buscó asegurar la correcta conservación y puesta en valor del patrimonio histórico, artístico y religioso que la Compañía ha custodiado durante más de cuatro siglos. Unos trabajos que se dieron a conocer a los medios de comunicación en aras de la transparencia.
El inventario, como dijo el Provincial, es un acto de responsabilidad y gratitud: "Responsabilidad hacia una historia que hemos recibido como herencia y que queremos transmitir con cuidado a las generaciones futuras. Y gratitud por todo lo que este lugar representa: la memoria viva de tantos jesuitas, alumnos y familias que han hecho de Monti-sion un espacio de formación, de servicio y de encuentro con Dios, como es el caso de san Alonso Rodríguez, que hoy celebramos." A continuación, se celebró una Eucaristía en la capilla de San Alonso Rodríguez, presidida por el obispo de Mallorca, en honor del santo jesuita, cuya figura sigue siendo un referente de fe, entrega y servicio.
Durante el encuentro, se presentó al obispo el proyecto en el que trabaja la Compañía para garantizar la preservación y difusión de la figura de San Alonso Rodríguez, como parte de su compromiso por mantener vivo su legado espiritual en la ciudad que fue testigo de su vida y santidad.
A mediodía, Enric Puiggròs SJ, acompañado del obispo, mantuvo una reunión institucional con el alcalde de Palma, que culminó con una fotografía ante la imagen de San Alonso en el balcón principal del Ayuntamiento, como signo de unión entre la Compañía de Jesús y la ciudad. Posteriormente, tuvo lugar una comida en el Colegio Montesión, símbolo de la continuidad educativa de la Compañía en Palma, que prosigue ahora en su nuevo centro de Son Moix, donde se desarrolla el mismo proyecto educativo jesuita que ha formado a generaciones de mallorquines.
La jornada concluyó con una visita a la Fundación Padre Montalvo, obra vinculada a la Red Mimbre del Sector Social de la Compañía, donde se compartió un café con sus responsables y se conocieron de cerca los programas de acompañamiento a personas en situación de vulnerabilidad. Finalmente, a las 18:00 h, se celebró la inauguración y bendición del nuevo espacio educativo y pastoral, como signo de esperanza y continuidad de la misión jesuita en la isla. "La historia de Montesión está llena de iniciativas sociales nacidas entre estas paredes, proyectos que han querido poner la educación y la fe al servicio de quienes más lo necesitan. Y hoy, estas iniciativas no solo perduran, sino que crecen y continúan sirviendo a las personas más vulnerables de nuestra ciudad. Este nuevo edificio nace con este mismo espíritu", subrayó el Provincial.
Con esta visita, la Compañía de Jesús refuerza su mensaje de transparencia y compromiso social, educativo y pastoral con Palma. Su presencia, renovada en el tiempo y adaptada a las nuevas realidades, mantiene viva la misma vocación de servicio que inspiró a los primeros jesuitas que llegaron a Mallorca en el siglo XVI: formar personas para los demás, cuidar el patrimonio espiritual y material recibido, y seguir sirviendo con entrega a mayor gloria de Dios.