
La Formación Profesional que queremos
Veintidós centros educativos de la Compañía de Jesús en nuestro país ofertan Formación Profesional (FP) en sus aulas. Cuarenta y ocho personas, directores de FP o jefes de estudio de estos centros se reunieron el pasado 5 de febrero en Madrid, en las Escuelas Profesionales Padre Piquer, en el XIX Encuentro de Directivos de Formación Profesional. La cita sirvió para revisar un importante documento que se está elaborando por parte de una pequeña comisión y cuyo tema es: “¿Qué FP tenemos?, ¿Qué FP queremos?”
El encuentro comenzó con la acogida de José Francisco Prieto Calleja, coordinador de la comisión de EDUCSI de FP y la presentación por parte del coordinador de formación de EDUCSI, Ángel Arenas SJ, de los cursos para formar a los nuevos profesores. A continuación, Ángel Apellaniz (C.E. Sagrado Corazón de Logroño) y José Ovies (Fundación Revilla-Gigedo de Gijón) presentaron el borrador del documento que analiza la formación profesional que tiene la Compañía y la que desea tener.
Angel Apellániz comenzó afirmando que “la historia de la Formación Profesional de los centros de la Compañía de Jesús ha estado vinculada a lo largo del siglo XX a los valores de las obras de frontera, orientadas al trabajo con los sectores más desfavorecidos de nuestra sociedad”. Reconoció que aunque “nuestros centros están en contextos muy distintos”, lo que sí es claro es que “queremos un horizonte común” y que “nuestra misión no es expender títulos de formación profesional sino evangelizar”. También el que se pretenda responder a los retos que plantea el siglo XXI.
Respecto al alumnado, Apellániz señaló que su edad es muy heterogénea (desde los 15 años hasta los 50 y pico) y el hecho de que estén en los centros muy poco tiempo dificulta la enseñanza en valores. Normalmente los alumnos permanecen dos cursos, aunque con la nueva ley puede llegar a los cuatro en algunos casos, y sin embargo, los de formación ocupacional sólo permanecen unos meses. La mayoría de los alumnos llegan al centro con una motivación meramente laboral. La procedencia del alumnado es muy heterogénea tanto en nacionalidades, como en culturas y en religiones.
Del profesorado reconoció que tiene un perfil más técnico especialista que pedagógico por lo que a veces se traduce en un mayor aprecio y sensibilidad por lo técnico que por las otras dimensiones de la formación.
Analizando la situación actual contempló el contexto de crisis, precariedad laboral, corrupción, materialismo, cortoplacismo, falta de compromiso… Y sobre el coste para los alumnos confirmó que existen grandes diferencias según la comunidad autónoma en la que se encuentren los centros.
Y ante este alumnado, profesorado y contexto “¿Qué podemos ofrecer?”. El documento lo deja claro: “Una formación integral de calidad, a la luz de una concepción cristiana de la persona y de la sociedad, que promueva la fe, la justicia y la dignificación del trabajo, mediante la formación de personas preparadas”. Y se debe hacer desde un nuevo sujeto apostólico formado por jesuitas y laicos, una comunidad educativa que sea ejemplo de una sociedad justa, solidaria y sostenible. Los valores deseables en los centros de FP serían: amor hecho servicio, justicia, paz, honestidad, excelencia, sobriedad, solidaridad y compasión activa, sostenibilidad, gratuidad, profundidad, coherencia. Para así lograr una “transformación radical de nuestros alumnos como un compromiso de la fe y la justicia para mejorar la calidad de vida de los hombres, especialmente de los pobres de Dios”.
También reconoció Apellániz que aunque la pedagogía ignaciana nos facilita la formación integral, también es cierto que “no siempre logramos lo que pretendemos y nuestros antiguos alumnos ni están tan integrados ni son tan prosociales”.
A continuación José Ovies dibujó el perfil del profesorado deseable en los centros de FP de la Compañía. Habló de sus características personales; interpersonales y sociales; y profesionales. Entre las primeras, por ejemplo, la vocación educativa y cristiana y la sintonía con la identidad de la misión y obra de la Compañía... Entre las segundas, la capacidad de liderazgo, de empatía, de escuchar a las personas… Y entre las últimas el tener una titulación y formación idónea, el tener formación teológica (DECA), idiomas, competencias digitales….
También se analizaron las relaciones actuales de los centros con las empresas y cómo integrar a éstas en el modelo pedagógico y en la acción formativa de los centros.
El trabajo sobre el documento continúo durante el día por grupos, que luego pusieron sus conclusiones en común antes de hacer una evaluación final. Ahora se incluirán las aportaciones al documento antes de que sea publicado.
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