Publicado: Lunes, 09 Febrero 2015

Durango; Domingo de la Paz-Bakearen Domeka

Como viene siendo habitual estos últimos años LA UNIDAD PASTORAL TABIRA, donde se encuentran representadas diferentes instituciones y grupos eclesiales del Duranguesado,  ha organizado el domingo de la Paz-Bakearen Domeka.  El domingo anterior al día internacional de Paz y No Violencia que se celebra en el aniversario del asesinato de Mahama Gandhi solemos juntarnos un rato a la tarde. Hasta ahora la paz  y reconciliación en torno al conflicto vasco nos ha convocado. Este año, ante la situación mundial de conflicto en el ámbito religioso, hemos querido hacer algo entre diversas religiones. 

Convocamos  una reunión preparatoria a varias instituciones religiosas, a la cual, aparte de los anfitriones católicos, solo acudió una monja budista que vive en Durango, aunque es de Eibar. Aún así seguimos adelante con la preparación y las invitaciones. Como en Jesuiten Etxea viven acogidos dos musulmanes uno de ellos se animó a compartirnos cómo conviven en su país, Senegal, las dos tradiciones mayoritarias, cristianos y musulmanes, en buena armonía. Poco antes de empezar la celebración en la basílica de Santa María de Uribarri de Durango se presentó el pastor de la iglesia presbiteriana de Gana con algunos feligreses. Comenzada la celebración apareció el imán de la mezquita de Durango con algunos fieles. Nerea, la monja budista, leyó una reflexión de cómo entiende la paz desde su tradición. El imán realizó una oración en árabe subrayando el amor a la paz del Islam y de El Corán, repudiando expresiones de violencia como contrarias a ambos, que fue traducida al castellano. El pastor nos ofrecíó una reflexión sobre la paz en clave cristiana  y Peio, hermano marista que fue misionero en Guinea Ecuatorial y en el Chad, nos hizo cantar con él, después de ser recitada en castellano, la célebre canción BAKE-MINA (pasión por la paz). Esta parte finalizó con los tambores africanos de Jesuiten Etxea.

Terminadas las intervenciones personales, rezamos el GURE AITA-PADRE NUESTRO unidos de las manos y en señal de fraternidad.

Terminamos con un símbolo en el templo y otro en el exterior. En el interior colocamos un tiesto con semillas, que las fueron depositando en el mismo. Luego apareció una flor sostenida por todos los representantes en señal de dar fruto en forma de  respeto y solidaridad entre  las diversas religiones, y éstas construyendo familia humana.

En el exterior hicimos un gran círculo uniéndonos de las manos y al son de los txistus, que interpretaron el conocido TXORIAK TXORI cantado por muchos de los asistentes, nos fuimos moviendo suavemente en espiral. Después la espiral fue abriéndose desde el interior hasta volver al gran círculo inicial, simbolizando la unión del interior, donde habita el Espíritu, hacia el exterior que nos hace trabajar para unir esfuerzos por la fraternidad y la paz.

Con el canto tradicional vasco del AGUR JAUNAK dimos por terminado el acto, en el que intervinieron más de cien personas, la mayoría mayores como suele ser en estos casos. Ha sido un sembrar, cómo regar, cuidar y hacer crecer está en nuestras manos y en las de Dios que nos hará hacer, como siempre. Iremos viendo qué podemos hacer en este sentido y a nivel local.

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