
Arroces del mundo en Durango
Un animoso equipo de voluntarios fue instalando las largas filas de mesas y sillas, una parte importante aportada por el Ayuntamiento y otra por la comunidad de jesuitas, que servieron para recibir a las cerca de 550 personas que estaban inscritas. Dentro del programa de mañana se incluía una actuación de Txalaparta, la presentación, talleres, danza, txaranga y batukada. Para dar ambiente dentro y fuera del recinto ferial, una banda de tambores, bien encabezada por nuestro buen amigo Jhon, y mejor secundada por el no menos buen amigo Alex, se dedicó a recorre las calles céntricas del pueblo, y después desde el centro del patio, para los presentes.
Acabada la ración propia, algunos exploradores se aventuraron en busca de nuevos sabores. Citaremos uno de senegal, de grano muy fino, con un regusto picante, que pedía un traguito de vino, que se le dio, y otro de Ghana, que más que un arroz era un cocimiento de arroz y alubias, acompañado de dos salsas, la que pica, y la que no, además de algún tropiezo de dos patas.
Cerró el programa un cantante boliviano, Pier, ya conocido de otros años, que fue desgranando un repertorio de canciones de aquí, de allá, y de un poco más allá, mientras llegaba el momento de la chocolatada, prevista a las seis de la tarde. El chocolate lo prepararon las incombustibles madres de la asociación Geube, y acompañado de unos bizcochitos, cerró oficialmente esta edición de los arroces. Fiesta, arroces y chocolatada, que dejaron a todos un estupendo sabor de boca.
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